«¡Ay de vosotros que abrumáis a la gente con cargas insoportables!»
Un hermano que había pecado fue echado de la iglesia por el presbítero; y 'abba' Besarión se levantó y salió con él diciendo: «Yo también soy un pecador»...
Una vez, en Scete, un hermano cometió una falta. Tuvieron consejo y decidieron convocar al 'abba' Moisés. Pero éste no quiso ir. Entonces el presbítero envió a alguno a decirle: «Ven, que todos te esperamos». Se levantó y se fue con una cesta agujereada que llenó de arena y se la cargó a su espalda, y la llevó así. Los demás, que habían salido a su encuentro, le dijeron: «¿Qué es esto, padre?» El anciano dijo: «Mis faltas se van cayendo detrás de mí y yo no las veo; y yo ¿he venido hoy a juzgar las faltas de otro?» Al escuchar estas palabras no dijeron nada al hermano, sino que lo perdonaron.
'Abba' José preguntó a 'abba' Poemen,: «Dime cómo llegar a ser monje!». El anciano le respondió: «Si quieres tener paz aquí y en el mundo futuro, di en toda ocasión: Yo, ¿quién soy? Y no juzgues a nadie».
Un hermano preguntó al mismo 'abba' Poemen, diciéndole: «Si veo una falta en mi hermano, ¿está bien esconderla?» El anciano contestó: « En el momento en que escondemos las faltas de nuestro hermano, también Dios esconde las nuestras; y en el momento en que ponemos de manifiesto las faltas de nuestro hermano, también Dios pone de manifiesto las nuestras».
Las Sentencias de los Padres del Desierto (siglos IV-V)
Colección sistemática, cap. 9
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