Se les abrieron los ojos y lo reconocieron. (Lucas 24, 31)
¿No desearías tú haber estado ahí cuando Cleofás y su amigo iban caminando hacia Emaús? ¿No crees que habría sido emocionante escuchar cómo Jesús interpretaba las Escrituras y ver las reacciones de los discípulos cuando reconocieron al Señor al partir el pan?
De alguna manera, hoy nosotros podemos estar ahí. Cada día, dos mil años después de la resurrección, la palabra de Jesús enciende el fuego en el corazón del creyente y abre nuestros ojos para reconocerlo. Esto es así porque la Escritura no se limita simplemente a enseñarnos acerca de Cristo, ¡también nos revela al Señor!
Cada vez que escuchamos la Palabra de Dios en Misa es bueno recordar que no se trata simplemente de frases escritas en una página. Pablo enseñó que la Palabra de Dios “tiene vida y poder; es más cortante que cualquier espada de dos filos” (Hebreos 4, 12) porque fue inspirada por Dios y tiene el propio poder del Espíritu Santo para darnos sabiduría, paz y gozo. Todo lo que necesitamos es escucharla con fe.
Cleofás y su amigo tuvieron que andar un largo camino con Jesús antes de reconocerlo, y a veces eso nos pasa a nosotros también. Así que sé paciente contigo mismo. Cuando escuches la Palabra de Dios proclamada en la Misa, trata de imaginarte que estás en medio de la acción, y piensa que puedes escuchar al Señor que te habla. Deja a un lado las distracciones y escucha lo que él quiera decirte.
Es posible que no “escuches” nada inmediatamente, pero no te preocupes, eso puede suceder, porque es señal de que el Espíritu Santo todavía está actuando en ti, así como lo hacía en los discípulos de Emaús a cada paso que daban. El Señor derrama su gracia aun cuando nosotros no podamos sentirla. Todo lo que tienes que hacer es tratar de mantener abierto el corazón lo más que puedas. Con el tiempo irás reconociendo la presencia de Jesús en tu vida.
“Espíritu Santo, ayúdame a reconocer a Jesús en su palabra. Señor, permite que tu palabra me toque hoy para que yo sea un instrumento tuyo para tu gloria.”
Hechos 2, 14. 22-33
Salmo 16 (15), 1-2. 5. 7-11
1 Pedro 1, 17-21
fuente Devocionario Católico La Palabra con nosotros
No hay comentarios:
Publicar un comentario