domingo, 16 de agosto de 2020

COMPRENDIENDO LA PALABRA 160820


«Enviado a las ovejas perdidas de Israel»

«Yo no he sido enviado, declara el Señor, más que a las ovejas perdidas de la casa de Israel». Se puede decir en breve...: fue enviado a aquél a quien él fue prometido. «Es a Abraham, dijo, a quien se le hicieron las promesas y a su descendencia» (Ga 3,16). La promesa hecha en el tiempo, se realizada en su tiempo, y para los judíos a partir de los judíos, según está escrito: "La salvación viene por los judíos" (Jn 4,22). Es a ellos a quienes Cristo, nacido de ellos en la carne, fue enviado al final de los tiempos; a ellos a los que había sido prometido al comienzo del tiempo, predestinado antes todos los tiempos. Predestinado para los judíos y los paganos, nacido sólo de judíos, sin intermediario en la carne, que fue presentado en su nacimiento, según la carne, a aquellos a quienes se les había prometido...

Pero el nombre "Israel" significa "hombres que ven a Dios": ello se aplica, con razón, a todo espíritu humano. En consecuencia, se puede comprender que «la casa de Israel» abarca también a los ángeles, espíritus poseedores de la visión de Dios... Mientras que 99 ovejas..., disfrutan en la montaña y son el deleite de su pastor, es decir del Verbo de Dios, y caminan y descansan sin temor en abundantes pastos siempre exuberantes de verdor (Sal. 22,2), el buen Pastor descendió desde el Padre, cuando llegó "el tiempo de la misericordia» (Sal. 101,14), y fue enviado misericordiosamente en el tiempo, aquel que había sido prometido desde la eternidad; Vino a buscar a la única oveja que se le había perdido (Lc 15,4s)...

El Buen Pastor, por consiguiente, fue enviado para recuperar lo que estaba perdido y para fortalecer a los débiles (Ez 34,16). Lo que estaba perdido y debilitado, era el libre arbitrio de los humanos. En el pasado, queriendo enaltecerse, cayó; no teniendo fuerza para sostenerse, se estrelló y se rompió..., y quedó totalmente incapaz de recuperarse. Al final, es consolidado y alentado por el mismo Cristo..., pero sin estar completamente fortalecido, de tal manera, que al recobrarlo, no es depositado con las 99 ovejas restantes, en los abundantes pastos, sino que fue llevado en los brazos del Pastor: "Lleva en brazos los corderos y hace recostar a las madres» (Is 40,11).

Isaac de Stella (¿-c. 1171)
monje cisterciense
Sermón 35, 3º para el 2º domingo de Cuaresma; SC 207

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