“Al instante, la barca tocó tierra en el lugar al que se dirigían.” (Jn 6, 21)
Cuando la tempestad se desata
Tú, Señor eres nuestra fortaleza
Te alabaremos, Dios fuerte
auxilio nuestro
Nos amparamos en ti
confiamos en Ti
Aunque la tierra ser resquebraje
el mar embravecido nos amenace.
Que las corrientes malignas crezcan
y vacilen las montañas,
La alegría nos iluminará
porque Tú habitas en medio de nosotros.
La ciudad de Dios te alaba
en ella tienes Tu morada
La preservas en la santa paz
y un río poderoso protege la ciudad de Dios.
Braman las naciones
el poder de los estados se hunde
Cuando él levanta su voz
la tierra tiembla, estremecida.
El Señor está con nosotros
el Señor de los ejércitos
Tú eres para nosotros luz y salvación
no tememos.
Venid a ver, venid todos
a contemplar los prodigios de su poder
Todas las guerras se extinguen
la flecha del arquero se detiene
Tirad al fuego los arcos,
las lanzas y las flechas
El Señor está con nosotros
el Señor nos salva del desastre.
Santa Teresa Benedicta de la Cruz
Edith Stein, (1891-1942), carmelita descalza, mártir, copatrona de Europa
Poesía, salmo 4; 28/04/1936; paráfrasis salmo 45/46
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