Lc 6,45
Tenemos que llenar nuestro corazón de buenos sentimientos, para hablar sólo aquello que edifica. Un corazón amargado y resentido no es capaz de transmitir paz. Si nuestro corazón, desde temprano, está lleno de sentimientos negativos, debemos pedir a Jesús la gracia de perdonar a quienes nos han lastimado y abrirnos a la reconciliación. Tomada esta decisión, experimentaremos una gran libertad y viviremos siempre contentos.
¿Cuáles son las palabras que han salido de tu boca? Permanezcamos atentos a aquello que hablamos y decimos y de los efectos que nuestras palabras producen en nuestras vidas y en las vidas de los demás. Mi madre siempre nos decía: “Dios nos ha dado dos ojos para ver bien; dos oídos para oír bien y una boca para hablar poco”. Nadie está seguro cuando habla si no medita en sus palabras.
Jesús, enséñanos cómo hablar, qué hablar y el tiempo de hablar.
¡Jesús, en Vos confío!
Luzia Santiago
Fuente: Comienza bien tu día a día.
Editora Canción Nueva
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