viernes, 9 de abril de 2021

LA SEÑAL DE LAS IGLESIAS VACÍAS

LA SEÑAL DE LAS IGLESIAS VACÍAS

Nuestro mundo está enfermo. No me refiero solo a la pandemia del coronavirus, sino al estado de nuestra civilización que este fenómeno global revela. En términos bíblicos, es un signo de los tiempos.

Al comienzo de la inusual Cuaresma del 2020, muchos pensábamos que la epidemia nos conduciría a una especie de “cierre” de corta duración, una interrupción de las actividades sociales habituales de una forma u otra predecible, y luego todo volvería a ser como antes.


Pero no será así. De hecho, ni siquiera sería bueno para nosotros intentarlo. Después de esta experiencia global, el mundo ya no será el mismo, y probablemente sea cierto que así será.

En tiempos de graves calamidades naturales, es natural que nos preocupemos sobre todo por las necesidades materiales necesarias para la supervivencia, pero "el hombre no vive solo de pan". Quizás ha llegado el momento de examinar las implicaciones más profundas de este golpe infligido a la seguridad de nuestro mundo. Podemos decir que el inevitable proceso de globalización ha llegado a su punto máximo: la vulnerabilidad global de un mundo global es ahora evidente.

La Iglesia como hospital de campaña

¿Qué tipo de desafío representa esta situación para el cristianismo, para la Iglesia (uno de los primeros "agentes globales") y para la teología?

El Papa Francisco dijo que la Iglesia debería ser un "hospital de campaña": una metáfora para indicar que no debe permanecer en su espléndido aislamiento del mundo, sino que debe derribar sus propias fronteras e ir, llevar ayuda a los lugares dondequiera existan personas, física, mental, social y espiritualmente, necesitados. Sí, es así como la Iglesia puede hacer penitencia por las heridas que sus representantes causaron recientemente a los más indefensos... pero, tratemos de reflexionar más profundamente sobre el significado de esta metáfora, tratemos de poner ponerla en práctica.

Para que la Iglesia sea un "hospital", evidentemente debe seguir ofreciendo la misma asistencia sanitaria, social y filantrópica que ha ofrecido desde los albores de su historia. Pero, como todo buen hospital, también debe realizar otras tareas. Debe hacer diagnósticos (identificando los “signos de los tiempos”), realizar prevención (creando un “sistema inmunológico”, en una sociedad en la que se propagan los virus malignos del miedo, el odio, el populismo y el nacionalismo), y favorecer la convalecencia (superando los traumas del pasado con perdón)

p. Tomás Halík
“La señal de las iglesias vacías – Para un cristianismo que vuelve a partir” - Texto original en checo - 2020

TOMÁŠ HALÍK (n. 1948) es profesor de sociología en la Universidad Charles (Praga), presidente de la Academia Cristiana Checa y capellán universitario. Durante el régimen comunista fue un miembro muy activo de la llamada "Iglesia clandestina". Recibió el Premio Templeton (2014), que distingue a autores de obras "de destacada contribución a la afirmación de la dimensión espiritual de la vida", y el título de Doctor honoris causa por la Universidad de Oxford.

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