Todas las cosas serán sometidas a Cristo
Existe una razón para la denominación de principados y potencias (malos espíritus), porque ellos ejercen dominación e imperio sobre diversos pueblos. También porque tienen bajo ellos espíritus y demonios de rango inferior, de los que aprendemos por el evangelio y por su propia confesión, que son legión.
No podrían ser denominados dominación si no tuvieran sobre quien ejercer su poder, ni potencias o principados si no tuvieran sobre quien ejercer la preeminencia. La blasfemia que el Evangelio nos reporta de los Fariseos, da la luz sobre esta verdad: "Es por Belzebul, príncipe de los demonios, que él expulsa a los demonios" (Mt 12,24). En otro texto se da la apelación "jefe de tinieblas" (Ef 6,12) y otro demonio es designado como "príncipe de este mundo" (Jn 14,30).
Sin embargo, el bienaventurado Apóstol afirma que esas dignidades se evanecerán un día, cuando todo será sometido a Cristo y él "entregue el Reino a Dios, el Padre, después de haber aniquilado todo principado, dominio y poder" (1 Cor 15,24). Esto se podrá realizar cuando los demonios vean sustraer de su soberanía a los que ejercen en este siglo su poder, dominio o principado.
San Juan Casiano (c. 360-435)
fundador de la Abadía de Marsella
Los principados, Conferencias VIII-XVII (SC 54, Conférences VIII-XVII, Cerf, 1958), trad. sc©evangelizo.org
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