Pablo reviste a Cristo crucificado
[Sant Catalina escuchó Cristo decirle:] Pablo, como un recipiente de arcilla, se dejó moldear y reformar por Mi Bondad, sin ninguna resistencia. Ante mi golpe, tuvo sólo palabras para decir: "Señor, ¿qué quieres que haga? ¡Dime lo que quieres y lo haré!". Le enseñé entonces, proponiendo a su mirada a Cristo crucificado, revistiéndolo con la doctrina de mi Verdad. Lo iluminé con la luz de un arrepentir verdadero, fundado en mi amor que borra su pecado. Sólo de este modo, conoció la doctrina de Cristo crucificado.
Adhirió tan estrechamente que nada desde ese momento lo pudo separar. Ni asaltos del demonio, ni tentaciones de la carne, a las cuales permanecía enfrentado por permiso de mi bondad. Yo lo quería hacer crecer más todavía en mérito y en gracia, y conservarlo en la humildad luego de haberlo hecho gozar de la sublimidad de mi Trinidad. Nunca, ni un instante se separó de esa vestidura. Persecuciones, suplicios, tribulaciones, soportó todo, antes que renunciar a la doctrina de la Cruz. Tanto la había incorporado, que prefirió sacrificar su vida antes que dejar esa vestidura. Con ella retornó a mí, el Padre eterno.
Santa Catalina de Siena (1347-1380)
terciaria dominica, doctora de la Iglesia, copatrona de Europa
El don de conformarse a Cristo, El Diálogo (Le dialogue, Téqui, 1976), trad. sc©evangelizo.org
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