«De ahora en adelante serás pescador de hombres»
Cuando el Señor, sentado en la barca, dice a Pedro: «Avanza mar adentro, y soltad las redes para pescar», no le aconseja tanto tirar los instrumentos de pesca en la profundidad de las aguas, como propagar en el fondo de los corazones las palabras de la predicación. Este abismo de los corazones lo ha penetrado san Pablo lanzando la palabra que dice: «¡Oh abismo de riqueza, sabiduría y ciencia de Dios!» (Rm 11,33) [...] Así como los pliegues de la red arrastra hasta la nave los peces que ha cogido, el seno de la fe conduce hacia el reposo a todos los hombres que ella reúne.
Para hacer comprender siempre mejor que el Señor hablaba de la pesca espiritual, Pedro dice: «Maestro, hemos estado bregando toda la noche y no hemos cogido nada, pero porque tú lo dices, echaré las redes» [...] El Verbo, la Palabra de Dios, es el Señor nuestro Salvador. [...] Puesto que Pedro lanza su red según el Verbo, propaga su elocuencia según Cristo. Despliega las redes tejidas según las prescripciones de su maestro; en nombre del Señor lanza unas palabras más claras y más eficaces que permiten salvar, no a criaturas irracionales, sino a hombres.
«Hemos estado bregando, dice, toda la noche y no hemos cogido nada.» Sí, Pedro había estado trabajando toda la noche [...]; cuando ha brillado la luz del Salvador, las tinieblas se han disipado y su fe le ha permitido distinguir, en lo más profundo de las aguas, lo que sus ojos no podían ver. Pedro, efectivamente, ha estado sufriendo toda la noche, hasta que el día, que es Cristo, viene en su ayuda. Eso es lo que ha hecho que apóstol Pablo pueda decir: «La noche está avanzada, el día ha llegado» (Rm 13,12).
San Máximo de Turín (¿-c. 420)
obispo
Sermón 39, atribuido
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