viernes, 10 de marzo de 2023

COMPRENDIENDO LA PALABRA

“Lo cogieron, lo echaron fuera de la vid y lo mataron”

"Yo soy la vid verdadera" dice a Jesús (Jn 15,1)… Cavamos zanjas alrededor de esta vid, es decir cavamos trampas con astucia. Cuando se conspira para hacer caer a alguien en una trampa, es como si caváramos un hoyo delante de él. Por eso se lamenta diciendo: "Cavaron una fosa delante mío" (Sal. 56,7)… Veamos un ejemplo de estas trampas: "Trajeron a una mujer adúltera "ante el Señor Jesús" diciendo: ' Moisés nos ordenó lapidar a estas mujeres. ¿Y tú, qué dices? ' " (Jn 8,3s)… Y otro: "¿Está permitido, sí o no, pagarle el impuesto al emperador?" (Mt 22,17)…

Pero descubrieron que estas trampas no perjudicaban la vid; al contrario, cavando estas fosas, ellos mismos cayeron dentro de ellas (Sal. 56,7)… Y siguieron cavando: no sólo las manos y los pies (Sal. 21,17), sino que perforaron su costado con una lanza (Jn 19,34) y pusieron al descubierto el interior de este corazón santo, que había sido herido por la lanza del amor. En el cántico de su amor, el Esposo dijo: "Heriste mi corazón, mi hermana, mi esposa" (Cant 4,9 tipos de Vulg). Señor Jesús, tu corazón ha quedado herido por amor a tu esposa, tu amiga, tu hermana. ¿Era necesario que tus enemigos lo hirieran más? ¿Qué hacéis, enemigos? ¿No sabíais que este corazón del Señor Jesús, golpeado, ya estaba muerto, desgarrado, y no podía padecer más por otro sufrimiento? El corazón del Esposo, del Señor Jesús, ya había recibido la herida del amor, la muerte del amor. ¿Qué otra muerte podría alcanzarlo?... Los mártires también se ríen cuando se les amenaza, se regocijan cuando se les golpea, triunfan cuando se les mata. ¿Por qué? Porque ya murieron por amor en su corazón, "muertos al pecado" (Rm 6,2) y en el mundo…

El corazón de Jesús fue herido y murió por nosotros; la muerte física triunfó un instante, pero fue vencida para siempre. Ha sido aniquilada cuando Cristo resucitó de entre los muertos, porque "sobre Él la muerte no tiene ningún poder" (Rm 6,9).



San Buenaventura (1221-1274)
franciscano, doctor de la Iglesia
La Viña mística, cap. 3, § 5-10

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