El exuberante paraíso de las Escrituras espirituales
Algunas de las verdades que la autoridad de las divinas Escrituras ha destinado para nuestra instrucción, son expresadas con gran claridad, mismo para los espíritus menos dotados, y no esconden en la oscuridad un sentido secreto. El mismo auxilio de la exégesis no parecería necesario ya que las letras y las palabras libran todo su sentido. Otras, al contrario, esconden su sentido bajo misteriosas oscuridades y sólo se abren con los esfuerzos y una inmensa solicitud del que quiere verlas con claridad y comprenderlas. (…)
Se puede fácilmente comparar la Escritura con una tierra rica y fecunda. En esa tierra muchos productos que nacen y se desarrollan benefician la vida del hombre sin requerir cocción previamente. Otros, necesitan perder al fuego ciertas cualidades naturales, para transformarse en suaves y tiernos, de lo contrario serían impropios y dañinos. Algunos son aptos para tomarse de diversas formas. Crudos no son desagradables ni dañinos, la cocción sólo agrega beneficios a los buenos efectos de su ingesta. (…)
Se puede distinguir un desarrollo semejante en el exuberante paraíso de las Escrituras espirituales. Ciertos pasajes resplandecen con una luminosa claridad desde su sentido literal, al tomar simplemente las palabras como suenan, ofreciendo a los auditores un alimento sustancial y abundante. (…) Otros deben iluminarse con una interpretación alegórica y necesitan del fuego espiritual para ser un alimento saludable, puro de todo mal germen, para el hombre interior. (…) Algunos pasajes se pueden tomar literalmente o en sentido alegórico y en ambos casos el alma se alimenta como lo requiere, del modo nutritivo conveniente.
San Juan Casiano (c. 360-435)
fundador de la Abadía de Marsella
De principados, III (SC 54, Conférences VIII-XVII, Cerf, 1958), trad. sc©evangelizo.org
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