Bendecimos Tu Santo Nombre en la mañana,
lo proclamamos sobre nosotros, sobre los nuestros, sobre lo nuestro.
Tú Nombre que está sobre todo nombre,
encumbrado en lo alto, hundido en lo hondo,
Santo, Bendito y sanador.
Ése, Tú Santo Nombre, sea nuestra fuerza, sea nuestro escudo.
¡Protégenos!; Líbranos de todo mal,
de aquellos que buscan hacernos daño con sus palabras y acciones.
Y a nosotros, a nuestras mentes y corazones,
líbranos del orgullo, la soberbia, la vanidad y la envidia;
Danos libertad; Que no exista espacio, ni pueda anidar en nosotros
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