La lágrima de un corazón arrepentido sólo puede acontecer cuando el corazón se está asemejando al Corazón de Dios. Sólo se arrepiente quien ama a Dios y entiende el sufrimiento de Él por causa de nuestros pecados.
Por el contrario, una confesión sin lágrimas y de alguien que se acostumbró con el pecado, pude venir de un corazón que se está asemejando al corazón del enemigo, podrido, sin vida, sin esperanza, ciego al punto de no percibir el gran amor de Dios por nosotros. Recemos para que nuestra confesión sea sincera y que aún cuando las lágrimas no vengan, el corazón está contrito y arrepentido de los pecados cometidos y que no quiere nunca más volver a ellos.
Dios te Bendiga!
p. Cleidimar Moreira
adaptación del original en português.
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