
¿Hay hábitos de pecado en su vida que usted aún no ha reconocido o confesado? Si los hay, esos son los aspectos en los que usted está negando a Jesús, porque no le permite que sea verdaderamente su Señor y Salvador.
Incluso cuando los residentes de Nazaret se preparaban para despeñarlo, Jesús los miraba con compasión: eran sus parientes y vecinos, ¡y los quería! Los conocía mejor de lo que ellos mismos se conocían y, pese a eso, los aceptaba. Sin duda oraba por ellos para que lo aceptaran.
Jesús nos mira a nosotros del mismo modo, con compasión y comprensión. Si nos encontramos atados por algún pecado, el Señor nos pide que abramos el corazón lo mejor que podamos, para curarnos y transformarnos. Si usted lleva un gran peso a cuestas, que le parece que es demasiado grande hasta para Dios, Cristo le pide que lo deposite a sus pies, porque desea que usted y todos confiemos en su amor y su poder.
Esta semana escoja un aspecto de su vida y propóngase escuchar más atentamente lo que le diga el Señor, sin cerrar los oídos. Persista en concentrarse en ese aspecto, sin cambiarlo, hasta que vea que Cristo empieza a intervenir. ¡Jesús lo quiere santificar!
“Señor mío, Jesucristo, te entrego nuevamente mi vida y te ruego que derribes las murallas que he construido alrededor de mi corazón. Ven, Señor, y concédeme tu libertad y tu vida. Gracias, mi Dios.”fuente: Devocionario Católico La Palabra con nosotros
No hay comentarios:
Publicar un comentario