¡Buen día, Espíritu Santo!
Bendecido seas por siempre Dios de Gloria y Majestad!
La mañana vuelve a revelar que Tú tienes el poder.
Cuando la luz del nuevo día quiebra la oscuridad de la noche,
comprendo la dinámica de Tu Amor.
Lo que estaba velado queda revelado;
porque Tu Luz todo lo descubre.
Alabado seas en la mañana,
Bendito seas en cada ser, en todo lo que has creado y sostienes,
Aquí estoy, Señor, delante de Ti,
manantial de agua fresca que me sustentas.
Aquí estoy reconociendo que Te necesito,
que eres el único alimento,
que sólo Tú eres Aquel que sostiene,
y levantando mis manos, doblando mi rodillas,
Te reconozco: ¡Tú eres mi Dios y Salvador!
Confieso que eres más importante que el aire que respiro,
que el agua que me hace sobrevivir...
Visítame en el camino,
visítame en el medio de mis tribulaciones.
Visítame en las alegrías, en las adversidades y en mis ratos de ocio.
Y cuando llegue el fin de este día,
cuando la noche quiera envolver nuevamente el día,
hazme cantar un canto de gratitud y acción de gracias;
Porque Tu Fidelidad dura por siempre,
porque Tu Amor no pasa.
¡Amén!
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