Señor
y Padre Nuestro,
¡Bendito
seas al despuntar el día!
Bendecido
sea Tu Nombre en los labios de Tus Santos!
Bendecido
sea Tu Nombre en los cantos de los Ángeles!
¡Bendito
Tu Nombre! proclama el silencio de los llanos;
Bendito
Tu Nombre en el silbido del viento ,
En
las Altas Montañas, en las quebradas y valles.
Es
hora de edificar, Señor!
Es
hora de ponernos en marcha y de Ti estamos necesitados.
Regálanos
al iniciar la semana,
Una
nueva efusión de Tu Espíritu Santo!
Abre
Tus entrañas y derrama, sobre nosotros, sobre Tus hijos,
La
Gracia de Tu Espíritu.
Espíritu
de Santidad, de Justicia y Misericordia.
Que
venga en nuestro auxilio;
Que
venga en nuestra defensa…
De
todo mal, de toda acechanza,
De
todo temor;
Pues
con Él, sólo con Él podemos permanecer fieles,
Y
así, nuestros oídos se abran,
Nuestros
ojos Te contemplen,
Nuestro
corazón te adore
Y
nuestra lengua proclame:
¡Tú
eres Grande, Tú eres el Dios de la Salvación!
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