Señor del Cielo y de la Tierra,
Dios Poderoso y Majestuoso,
Tu Grandeza y Belleza no la expresa palabra alguna;
Tu Amor Potente, Robusto y Eterno
no lo puede contener mi pequeñez;
Te alaba dentro mío el que Vive por Tu Gracia,
El Don que sin merecimiento me has regalado en mi bautismo;
Te Bendigo por ese día en que el Agua bautismal me selló;
Te alabo y agradezco Tu Amor de Padre,
la ternura del que escoge sin merecimientos.
Solo quiero pedirte una nueva efusión de Tu Espíritu;
Sé que con Él lo tengo todo!
Porque Él es Fuego Santo!
En él se purifican mis imperfecciones,
en Él son derrotadas mis rebeldías;
Dame Tu Amor y Gracia, Padre del Cielo,
Dame voluntad firme para escribir mi historia Contigo
y así sabre que voy por el buen sendero.
¡Amén!
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