El centro de nuestra fe cristiana en el misterio pascual: la Pasión, Muerte y Resurrección de Jesucristo
Para experimentar de forma más concreta y plenamente esta realidad, nuestra madre Iglesia nos ofrece un tiempo privilegiado de preparación: la Cuaresma.
Desde el miércoles de Cenizas, somos llamados por la Iglesia a seguir un camino hacia al conocimiento más profundo de la Persona de Jesús.
En este tiempo Cuaresmal, tenemos la oportunidad de avanzar en una intimidad mayor con el Señor. Digo avanzamos, porque, cada año, la Iglesia no nos propone un repetitivo ejercicio espiritual que nos hace decir: “De nuevo estamos en la Cuaresma”, como, si este año fuéramos a vivir de la misma forma como la vivimos en los otros años. ¡No! Definitivamente estamos delante de una nueva oportunidad de conocer más la persona de Cristo, esforzarnos de forma decidida para corresponder a Su infinito amor por nosotros, que llegó a punto de entregarse por nosotros en una cruz.
La Iglesia nos propone el ayuno como una de las muchas formas de vivir bien este tiempo de crecimiento y conversión. Sin embargo, esta práctica espiritual no se puede comparar en nada al régimen alimenticio o a un tiempo en que pasamos hambre. Explico de una forma sencilla, lo que es el ayuno y las varias formas posibles de hacerlo en un pequeño libro de mi propia autoría: “Practicas de ayuno”, de la Editora Canción Nueva. Esta práctica nos ayuda a crecer en disciplina y nos dispone a vivenciar la oración.
La correspondencia al amor de Jesucristo nos compromete con Él y también con los hermanos. De esta forma, este tiempo de conversión nos invita a seguir un camino de crecimiento individual y espiritual, lado a lado con un camino de crecimiento fraterno y social. Una Cuaresma bien vivida toca en estas realidades y las transforma y siempre nos conduce a la conformación con la vida de Jesucristo.
Por fin, el principal objetivo que alcanzamos en este periodo cuaresmal no es otro sino una vida más santa. Invito a todos, mis hermanos y hermanas y compañeros de misión, a esforzarse para no ser descalificados en este camino a la santidad. Nuestro camino comienza con la Cuaresma, nuestro recorrido es la propia vida de Jesucristo y nuestra meta final es el cielo.
Queremos, en este mes, con nuestra evangelización, alcanzar el máximo número de personas para que nadie quede descalificado en medio del camino. Cuento con tu ayuda, oraciones y esfuerzo personal. Juntos vamos preparándonos para celebrar bien el misterio de la Resurrección del Señor, que corona este tiempo fuerte de oración.
“Concédenos, Dios todopoderoso, que, a lo largo de esta Cuaresma, podamos avanzar en el conocimiento de Jesucristo y corresponder a su amor por una vida santa” (Oración del día del primero domingo de la Cuaresma).
Monseñor Jonas Abib
Fundador de la Comunidad Canción Nueva
fuente Portal Canción Nueva
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