Padre Dios,
Bendito seas dicen mis silencios en la mañana;
Bendito porque has enviado tus ángeles y velaron por mi!
Bendito porque Tu Gracia nunca es esquiva;
Bendito ese Manantial de vida que me hace subsistir,
existir, respirar, moverme, ser.
A Ti levanto mis manos;
Ante Ti me arrodillo en la mañana agradeciendo e implorando;
lo recibido y lo que vendrá;
lo sembrado y lo que está en crecimiento.
Que se abran en el amanecer las entrañas de Tu Cielo
y sobre todo lo soy una lluvia de Misericordia sea derramada.
Espero Tu Espíritu Santo!
Ansío y me abro a Tu Espíritu Santo!
Porque sólo con él podré ser agradable para Ti, Padre del Cielo.
Sólo en Él y desde Él podré ser Fiel a Tus designios,
a Tus proyectos sobre mi;
Sólo por Él podré ser aquello que debo ser: hijo Tuyo!
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