viernes, 26 de febrero de 2016

RESONAR DE LA PALABRA - 26 FEB 2016

Evangelio según San Mateo 21,33-43.45-46. 
Jesús dijo a los sumos sacerdotes y a los ancianos del pueblo: «Escuchen otra parábola: Un hombre poseía una tierra y allí plantó una viña, la cercó, cavó un lagar y construyó una torre de vigilancia. Después la arrendó a unos viñadores y se fue al extranjero. Cuando llegó el tiempo de la vendimia, envió a sus servidores para percibir los frutos. Pero los viñadores se apoderaron de ellos, y a uno lo golpearon, a otro lo mataron y al tercero lo apedrearon. El propietario volvió a enviar a otros servidores, en mayor número que los primeros, pero los trataron de la misma manera. Finalmente, les envió a su propio hijo, pensando: "Respetarán a mi hijo". Pero, al verlo, los viñadores se dijeron: "Este es el heredero: vamos a matarlo para quedarnos con su herencia". Y apoderándose de él, lo arrojaron fuera de la viña y lo mataron. Cuando vuelva el dueño, ¿qué les parece que hará con aquellos viñadores?». Le respondieron: «Acabará con esos miserables y arrendará la viña a otros, que le entregarán el fruto a su debido tiempo.» Jesús agregó: «¿No han leído nunca en las Escrituras: La piedra que los constructores rechazaron ha llegado a ser la piedra angular: esta es la obra del Señor, admirable a nuestros ojos? Por eso les digo que el Reino de Dios les será quitado a ustedes, para ser entregado a un pueblo que le hará producir sus frutos.» Los sumos sacerdotes y los fariseos, al oír estas parábolas, comprendieron que se refería a ellos. Entonces buscaron el modo de detenerlo, pero temían a la multitud, que lo consideraba un profeta. 


RESONAR DE LA PALABRA
Fernando Prado, cmf

Los viñadores homicidas, como los hermanos de José, quieren eliminar a aquel que les supone un obstáculo en sus pretensiones. José y  el Hijo del dueño de la viña, son personajes incómodos a los que hay que eliminar. Se trata de matar al mensajero. Es la mejor forma de no recibir el mensaje o de hacer que el mensaje no resulte hiriente para los que no quieren escuchar porque no quieren cambiar o verse desplazados.

Jesús trae un mensaje que no podían aceptar los que se consideraban, de alguna manera, “herederos de la viña”, porque llevaban tiempo trabajando en ella. Se habían apropiado de ella. Los sumos sacerdotes y los fariseos, al oír sus parábolas, comprendieron que hablaba de ellos. Estos viñadores homicidas, sacerdotes, fariseos, al igual que los hermanos de José de la primera lectura pueden ser imagen de nosotros mismos. A veces también nosotros rechazamos al mensajero y nos resistimos a esos “sueños” de Dios que no encajan con nuestras expectativas sobre la viña. No olvidemos nunca que la viña es de Dios, no nuestra.

Tu hermano y amigo,
Fernando Prado, CMF
comentario publicado por Ciudad Redonda

No hay comentarios:

Publicar un comentario