Imitación de Cristo, tratado espiritual del siglo XV
II, 2 «Abandonarse en Dios en espíritu de humildad»
«Quien se humilla será ensalzado»
Poco importa saber quien está contigo o contra ti; Ten más bien cuidado de que Dios esté contigo en todos tus pensamientos y acciones. Guarda la conciencia pura y Dios te defenderá...
Si sabes callarte y sufrir, recibirás la ayuda de Dios. El conoce el tiempo y la manera de librarte; abandónate pues en ÉL. Es Él quien te ayuda y te libera de toda confusión.
A menudo es útil, para mantenernos en una mayor humildad, que los otros conozcan nuestros defectos y que nos los reprochen.
Cuando un hombre reconoce humildemente sus defectos, desarma fácilmente a sus enemigos y gana sin pena a los que se la querían producir.
Dios protege al hombre de corazón humilde: le ama y le reconforta, se inclina hacia él, le colma de su gracia y le hace en fin participar de su gloria. Es a él que le revela sus secretos; le invita y le atrae con suavidad.
Las afrentas no turban la paz del hombre humilde, porque se apoya en Dios y no en seres mortales. No te imagines haber hecho algún progreso si te crees aún superior a tu prójimo.
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