El evangelio es una buena noticia que cambia el mundo
Evangelio según san Lucas 1, 1-4
“Muchos han tratado de relatar ordenadamente los acontecimientos que se cumplieron entre nosotros, tal como nos fueron transmitidos por aquellos que han sido desde el comienzo testigos oculares y servidores de la Palabra. Por eso, después de informarme cuidadosamente de todo desde los orígenes, yo también he decidido escribir para ti, excelentísimo Teófilo, un relato ordenado, a fin de que conozcas bien la solidez de las enseñanzas que has recibido.”
El evangelio no es el fruto de razonamientos o de pensamientos humanos;
nade de acontecimientos verificados entre nosotros, como escribe Lucas. Se
trata de las palabras y de los gestos realizados por Jesús de Nazaret. Estos “acontecimientos”
se han convertido en evangelio, es decir, en buena noticia para el mundo
entero, también para nosotros. Por lo tanto, el evangelio es una palabra viva
que continúa hablando: es una buena noticia también para nuestro tiempo. La
buena noticia es que con Jesús ha aparecido en la vida de los hombres la
misericordia de Dios. El rostro de Jesús es el rostro misericordioso del Padre.
Cada generación está llamada a confrontar con esta noticia, a reescucharla para
extraer fuerza, luz, apoyo, compañía. Dirigiéndose a Teófilo, el evangelista
quiere entregarle esta noticia para que se difunda en todo el mundo. Ella ha
llegado hasta nosotros. Todo aquel que ama al Señor o lo busca común corazón
sincero encontrarán en ella la respuesta radical al sentido de la vida. Si nos
acercamos a estas páginas redescubriremos la misma fuerza que emanaba del
encuentro directo con Jesús. Podríamos decir, en efecto, que el evangelio nos
hace contemporáneos de Jesús de Nazaret.
Para compartir en un “tiempo
familiar”:
¿Le has compartido a algún miembro de tu familia, a tu
esposo, esposa, a tus hijos, el episodio de la vida de Jesús que más te gusta? ¿por
qué?
¡A compartirlo!
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