«Para que encontréis la paz en mi»
«Señor, desde los días de mi juventud, he buscado un no sé qué, con una sed impaciente. ¿Qué era esto, Señor?» Y todavía no lo he captado del todo. He aquí que hace muchos años que lo deseo ardientemente y todavía no lo he podido captar... Y, sin embargo, es sólo esto lo que atrae a mi corazón y mi alma, y sin lo cual no puedo permanecer en una paz verdadera.
Señor, quería buscar mi felicidad en las criaturas de este mundo, tal como veía que lo hacían tantas personas a mí alrededor. Pero cuánto más buscaba, menos hallaba; cuánto más me acercaba a ellas, más me alejaba. Porque las cosas me decían: «Yo no soy eso que buscas». ¿Es, pues, a ti, Señor a quien durante tanto tiempo he buscado? ¿Es, pues, hacia ti que la atracción de mi corazón siempre y sin cesar luchaba? Entonces ¿por qué no te me has mostrado antes? ¿Cómo es posible que durante tanto tiempo hayas diferido este encuentro? ¿En cuántos caminos extenuantes no me he yo atascado? Porque es realmente feliz el hombre a quien tu previenes con tanto amor; no le dejas en reposo hasta que en ti sólo busca su descanso.
Beato Enrique Suso (c. 1295-1366), dominico
El libro de la Sabiduría eterna
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