miércoles, 4 de mayo de 2016

Experiencia del Avivamiento - Día 39


Comencemos nuestra experiencia...

+ En el Nombre del Padre,
+ del Hijo
+ y del Espíritu Santo. Amén.

Ven, Espíritu Santo,
llena los corazones de Tus fieles y enciende en ellos el Fuego de Tu Amor.
Envía, Señor Tu Espíritu,
todo será creado y renovarás la faz de la tierra.

Oremos:
Oh Dios, que instruiste los corazones de Tus fieles con la luz del Espíritu Santo,
haz que apreciemos rectamente todas las cosas,
según Tu Santo Espíritu
y gocemos de Sus consuelos,
Por Cristo Nuestro Señor.
¡Amén!

Te pedimos, Señor, que esta Palabra se vuelva viva y eficaz
en nuestra vida y no vuelva a Tí, Señor sin producir en nosotros el efecto esperado.

Efesios 1, 13-14
"En él, ustedes, 
los que escucharon la Palabra de al verdad,
la Buena Noticia de la salvación,
y creyeron en ella,
también han sido marcados con un sello
por el Espíritu Santo prometido.
14 Ese Espíritu es el anticipo de nuestra herencia
y prepara la redención del pueblo
que Dios adquirió para sí, 
para alabanza de su gloria."
Pablo lleva a los Efesios a la consciencia de la gran gracia que es pertenecer a Cristo y comprender todas las consecuencias de Su Redención. Se refiere a la marca del Espíritu Santo prometido, que está en ellos y en nosotros: la fuerza del Santo Bautismo.
Marca indeleble, y por medio de ella, somos sellados para el Cielo; por ella, recibimos la gracia y, principalmente, los medios necesarios para vencer al demonio y al mundo y conquistar la salvación. En el Bautismo, recibimos las virtudes teologales: fe, esperanza y caridad; nos fueron dados los siete dones del Espíritu Santo; somos portadores de la gran gracia de ser sacerdotes, profetas y reyes en Cristo Jesús.
Que herencia tremenda esta que hemos recibida del Señor, a Él toda gloria y alabanza!
Todo eso que cite nos coloca en un estado de gracia y nos vuelve capaces de caminar en dirección a la victoria.
Por el Bautismo, por esta marca del Espíritu, nos volvemos, por gracia, hijos de Dios y, por lo tanto, legalmente, tenemos derecho a la herencia, tenemos acceso al Cielo.
somos habitación de Dios y el Espíritu Santo nos conduce al buen camino, por eso, necesitamos todos los días pedir que este mismo Espíritu reavive en nosotros los dones recibidos en el Bautismo, las virtudes teologales, y que realmente asumamos aquello que somos, hijos de Dios. Aprendemos con Monseñor Jonas, al recordar todos los días, a decir: Buen día, Espíritu Santo, qué vamos a hacer juntos hoy?"
Comienza a hacer esto y verás que el Espíritu te llevará al buen camino y a vivir los buenos propósitos. Nuestro enemigo sabe que somos portadores de este sello, de esta marca, nos teme, pues sabe que Dios es capaz a través de nosotros y en nosotros, y sabe que, por esta gran dádiva de que somos portadores, el no puede tocarnos. somos de Dios. Y tenemos plena consciencia de que es el Espíritu Santo que nos mantendrá en fidelidad hasta el rescate completo y definitivo en el día final. Seremos rescatados para alabanza de la gloria de Jesús, y el Espíritu de Dios nos conducirá a este rescate.
Amén!

Mortificación
Pide al Espíritu Santo la renovación de los dones recibidos en el Bautismo y de las virtudes teologales y, principalmente, que crezcas en la conciencia de que eres hijo de Dios, heredero de la promesa de salvación.

Oración de clamor
Gracias, Señor, por hacer de mi Tu hijo en la gracia del Santo Bautismo y por todo lo que comparta esta gran dádiva. Quiero asumir que, siendo bautizado, soy portador de dones y de virtudes, y quiero reavivarlos en mi vida.
No quiero volver atrás, quiero seguir caminando y abrirme a la acción del Espíritu Santo en mi.
Tomo posesión de lo que traigo en mi, este sello, esta marca, la del Espíritu Santo, y, sobre todo, reconozco que esta marca indeleble, nadie puede arrancarla de mi, ni yo mismo, ni el diablo.
Soy para siempre hijo de Dios.
Trae este reavivamiento de que tanto necesito, haz que todas las cosas sean renovadas en mi, permíteme renacer del agua y del Espíritu, y que, al asumir todo eso, nunca me olvide de que soy hijo de Dios, heredero de la salvación y, por lo tanto, tengo derecho sobre la autoridad que esta condición me trae.
Quiero consagrarme una vez más a Tí, Señor, quiero abrirme a la acción de Tu Santo Espíritu. Sé que jamas seré el mismo delante de esta realidad y en la consciencia de quien yo soy.
Quiero ser vencedor sobre el mal y sobre el mundo, no quiero ceder en nada, sino avanzar en todo, viviendo bajo la gracia de Dios.
Creo en Tí, Señor, y asumo esta marca del Espíritu prometido en mi vida, y quiero beber de esta fuente segura.
Señor, soy portador de una gran gracia, soy bautizado, estoy marcado por el Espíritu Santo, que hace nuevas todas las cosas. 
Renuncio a lo que era viejo para vivir lo nuevo que tienes para mi, que Tu Espíritu, que me marcó, me renueve y transforme totalmente.
Llévame más allá de lo que ya fui, haz que experimente mas de lo que ya experimenté, soy Tuyo, enteramente Tuyo, totalmente Tuyo, y quiero ser conducido, guiado por Tu Espíritu.
Que cada día este sello, esta marca, se vuelva todavía más evidente por medio de mi vida, de mis elecciones y de mi testimonio.
Ven, Espíritu de Dios,
Ven y haz todo nuevo.
Amén.
Aleluia!
Gloria a Dios!

Deja al Espíritu Santo llevarte a la experiencia de un gran clamor para,
entonces, poder revelar lo que el tiene para tu vida.
Ora todo lo que puedas en lenguas.

Sobre la base de "Profecia do Avivamento"
p. Roger Luis - Canção Nova.
Adaptación de textos originales en português.

No hay comentarios:

Publicar un comentario