A veces nos parece que nuestros esfuerzos por implantar el Reino restan inútiles. Vemos la ingente tarea de llevar el evangelio a nuestros medios de trabajo, a nuestras universidades en donde miles de hermanos viven de una manera, si no contraria, si diferente al mensaje de Jesucristo, y sentiríamos la tentación de abandonar el trabajo… de pensar: “es inútil… nunca lo lograremos”. Jesús quiere animarnos, a que continuemos, pues la obra no es nuestra sino del Espíritu. De la misma forma que una pequeña semilla llega a ser un gran árbol, así nuestro pequeño esfuerzo, puesto en las manos del Espíritu, hará que más tarde o más temprano, lo que plantamos dé fruto. Así, ante el asombro de nuestros ojos, veremos levantarse la obra de Jesucristo… el gran árbol del Evangelio; veremos cómo la poquita levadura que nosotros pusimos en esa gran masa de trabajadores o de estudiantes, fermentará y llenará los corazones con el evangelio. Hermano, la obra ciertamente es del Espíritu, pero sin nuestra colaboración decidida no fomentará… no crecerá. No desfallezcas, confía en el Señor, y continúa sembrando… Dios hará el resto.Que pases un día lleno del amor de Dios.
Como María, todo por Jesús y para Jesús
Pbro. Ernesto María Caro
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