sábado, 24 de marzo de 2012

24 de Marzo - Nuestra elección: Jesús!

Cuarta semana de Cuaresma
Sábado con María Santísima


Llegamos al final de una semana más de nuestro Retiro de Cuaresma.
El evangelio de San Marcos viene siendo nuestra ruta de viaje para conocer mejor a Jesús, nuestro Salvador. No basta decir que Le conocemos, pues Dios es siempre nuevo y nos invita a poner cada día nuestro píe en el camino de la Fe.
Al conocer a Cristo Jesús nos damos cuenta que hay un cambio radical de todo lo que se entendía hasta aquellos tiempos.
El no vino para abolir la ley y las escrituras, sino a completarlas, llevándolas a su sentido más profundo, a su plenitud.
Terminamos esta etapa aprendiendo sobre el buen uso de los bienes, la aceptación de Jesús y de su doctrina y autoridad. Los textos propuestos, y sus indicaciones orientan nuestra oración con la Biblia.


“Jesús se sentó frente a la sala del tesoro del Templo y miraba cómo la gente depositaba su limosna. Muchos ricos daban en abundancia. Llegó una viuda de condición humilde y colocó dos pequeñas monedas de cobre. Entonces él llamó a sus discípulos y les dijo: «Les aseguro que esta pobre viuda ha puesto más que cualquiera de los otros, porque todos han dado de lo que les sobraba, pero ella, de su indigencia, dio todo lo que poseía, todo lo que tenía para vivir».
Mc 12, 41-44


Se trata aquí de un punto crucial de nuestra vida que es la administración de los bienes.
Acumular o compartir?
Como la religión mueve nuestro bolsillo?
El Evangelio habla de limosna, pide dejar todos los bienes, cuestiona a los que juntan tesoros en ésta tierra. Los Hechos de los Apóstoles (2, 42-47) retratan la comunión de bienes de las primeras comunidades.
Con el correr de la historia, los santos dejaron ejemplos de solidaridad, de servicio a los más pobres, de compromiso de liberación de los oprimidos. ¿Cómo el cristiano tratará éste asunto?
¿Cómo la Palabra de Dios nos conduce al compartir, a la confianza en la Providencia y al uso inteligente de los bienes de la tierra?


En el culto de Dios, tiene valor lo que la persona da.
Recuerda, valieron más las dos monedas de la viuda!
Pero todo depende del corazón, y el valor de lo que se comparte depende no de los números, sino de la disposición del donador. Pensemos en el gesto importante que es el diezmo y otras formas de participación en el empeño social de la Iglesia!
¿Tu diezmo es dado como “colaboración” o es marcado por la gratitud y generosidad? ¿Cuando se pide participación en las acciones sociales de la Iglesia, ¿te presentas como voluntario?


Otra lección en medio del camino: Se pensaba que el Hijo de Dios llevaría al judaísmo a dominar otros pueblos. Vino Jesús de Nazareth (cf. Mc 12, 35-37) y se presenta como quien viene a pedir cuentas de la administración de la viña plantada por Dios, en la que el pueblo antiguo no había obrado bien. Los lectores del Evangelio de San Marcos, y nosotros entre ellos, sabemos que el Hijo enviado por el Padre fue muerto, pero después resucitó y la entregó al cuidado de la Iglesia (“entregará la viña a otros” – Mc 12,9)


Los responsables del pueblo no pueden dar más frutos, como la higuera (Mc 11, 12-14) La Palabra de Dios es muy fuerte. El Señor constata que la antigua higuera (Mc 11,12-14) ya no produce más frutos. Ella se secó, y el templo también se tornó inútil.
Jesús, que forma así sus discípulos, tiene una autoridad única. En sus palabras se encuentra la seguridad absoluta:


“Y llegaron de nuevo a Jerusalén. Mientras Jesús caminaba por el Templo, los sumos sacerdotes, los escribas y los ancianos se acercaron a él y le dijeron: «¿Con qué autoridad haces estas cosas? ¿O quién te dio autoridad para hacerlo?». Jesús les respondió: «Yo también quiero hacerles una sola pregunta. Si me responden, les diré con qué autoridad hago estas cosas. Díganme: el bautismo de Juan, ¿venía del cielo o de los hombres?». Ellos se hacían este razonamiento: «Si contestamos: "Del cielo", él nos dirá: "¿Por qué no creyeron en él?". ¿Diremos entonces: "De los hombres"?». Pero como temían al pueblo, porque todos consideraban que Juan había sido realmente un profeta, respondieron a Jesús: «No sabemos». Y él les respondió: «Yo tampoco les diré con qué autoridad hago estas cosas».
Mc 11, 27-33


Nuestra elección es reconocer a Jesús y su autoridad como la única referencia de nuestras vidas. Su voluntad de salvación es como un filtro para determinar todas nuestras decisiones en la vida.


Cuaresma con María Santísima.
Con María, maestra de oración, recitamos hoy los misterios gozosos del Rosario. María escogió de verdad la mejor parte: “He aquí la esclava del Señor. Hágase en mí, según tu Palabra”


Hoy, las Misas matutinas tienes las siguientes lecturas:
Jr. 11, 18-20
Salmo 7 (Dios es mi refugio! -enlace-)
Juan 7, 40-53


Fuente: Retiro Popular de Cuaresma 2012
Mons. Alberto Taveira Corrêa
Editora Canção Nova

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