viernes, 9 de marzo de 2012

La ayuda en nuestra debilidad

“Igualmente, el mismo Espíritu viene en ayuda de nuestra debilidad porque no sabemos orar como es debido; pero es el Espíritu que intercede por nosotros con gemidos inefables. Y el que sondea los corazones conoce el deseo del Espíritu y sabe que su intercesión en favor de los santos está de acuerdo con la voluntad divina” (Rom 8,26-27).


En la intercesión, el Espíritu Santo viene en nuestro auxilio porque no sabemos lo que debemos pedir, tampoco rezar como deberíamos. No sabemos cómo rezar por las personas y, a menudo, nos encontramos en situaciones complicadas cuando estamos angustiados. En estos momentos, el Paráclito viene en nuestro auxilio y reza con gemidos inefable.


Él, conoce todas las cosas, sabe rezar como conviene.
Él sabe rezar por tu hijo, por tu hija, por tu marido, por tu esposa, por los problemas de tu casa.
Él reza en ti: entrega a Él tus labios, tu voz, tu cuerpo entero como instrumento.
Ponte en sus manos y Él rezará – utilizando tu voz, tus labios y reza de acuerdo con su verdadera necesidad.

¡Dios te bendiga!
Monseñor Jonas Abib
Fundador de la Comunidad Canción Nueva.

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