Jesús, al entrar en el templo, sintió el corazón doler pues constató allí una gran falta de respeto. En el templo del Señor se encontraban los vendedores con sus animales, bueyes, ovejas (allí se realizaban sacrificios de animales), resultando el lugar un sitio de mucha suciedad, personas comprando y vendiendo ovejas, palomas… vendedores gritando.
Todo eso dentro de la casa de Dios que se transformó en un mercado.
Al ver ese triste espectáculo en casa de su Padre, el Jesús, manso y humilde de corazón que conocemos no aguantó la situación: transformó una cuerda en un chicote y con latigazos, sacó afuera toda aquella gente y sus animales.
El Señor quiere que entremos ahora en nuestra casa y hagamos una limpieza general, como él lo hizo en el templo de Jerusalém. Aunque ella no sea una casa de oración, es voluntad de Dios que ella venga a ser sí una casa de oración para toda nuestra familia. Debemos hacer la limpieza de nuestra casa lo más deprisa posible, para que solamente la gracia de Dios reine en ella.
Monseñor Jonás Abib
Fundador Comunidad Canción Nueva.
Adaptación y traducción del original en portugués.
Fuente: Mensaje del día www.cancaonova.com
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