lunes, 11 de enero de 2016

ORANDO POR UN MILAGRO


Parte XXXI

Dios amado, que has realizado grandes milagros y con bondad has curado extraordinariamente tantas personas dolientes, mira con amor a éste nuestro hermano que necesita urgentemente de tu auxilio.

Permite, Señor, presentarte a este tu hijo, como en el pasado eran presentados aquellos que, llenos de sufrimientos y necesidades, recurrían a Tï en búsqueda de socorro. Toca, Señor, a este hijo que hace tanto tiempo viene siendo probado por la enfermedad, por las dudas, por los desentendimientos familiares, por las persecuciones y no aguanta más el cansancio y el disgusto. Coloca tu mano, Señor nuestro Dios, sobre este hombre a quien tanto amas y que hoy se encuentra impotente, sin condiciones de proseguir con su vida normal, por causa de las tribulaciones que lo tocan. Con Tu Espíritu Santo toca, Señor, esta persona que fue obligada a soltar sus manos de las responsabilidades familiares y profesionales por causa de su estado de salud y de los problemas que se acumularon.

Señor, pon tu mano sobre aquellos que sufren en el cuerpo o en la mente con una preocupación, problema o dolencia que le entristecen. Levanta este tu siervo de toda depresión, restáuralo en su salud desgastada y reanima su ánimo abatido. Te pedimos, Señor, concede un milagro a éste tu hijo sin esperanza de sanación, a éste hombre que no encuentra más la salida del laberinto en que su vida de volvió. Socórrelo, pues él se siente vacío de fuerzas. Mira a éste hijo que tanto amas y que suplica tu socorro. Concédele un milagro que transforme el estado en que se encuentra.

Reza al Padre en nombre de Jesús:

“Señor mi padre, estoy agradecido porque mis problemas y aflicciones nunca son mayores que tu amparo. Gracias porque mis pecados y fragilidades no pueden superar Tu misericordia y poder, mi Salvador.
No voy a desanimarme. No voy a perder la fe.
No hay por qué desistir cuando tengo un Dios que me auxilia y me salva. Te agradezco mi Dios, porque en medio de mis luchas, jamás me olvidas. Con ojos de padre me acompañas. Tú, Señor, conoces todas las lágrimas que derramé, conoces todos mis gemidos y en tu corazón lleno de amor has planeado como me vas a liberar y conceder este milagro. Gracias, mi Dios, pues si existe una cosa que no puedes hacer es dejar de amarme. Tú, Señor, jamás dejarás de cumplir las promesas que haces en Tu Palabra. Tú, Señor, me harás surgir. Sé que estoy en tus manos y Tu brazo fuerte me levantará de las profundidades, porque Tú, Señor, quieres mi bien, me amas y no me abandonarás. Mi Dios, te pertenezco, ahora y para siempre. Amén.

Del libro: “Dons de Fé e Milagres”
Márcio Mendes
Editorial Cançao Nova

Adaptación Del original em português.

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