¡Buen día, Espíritu Santo!
Me gusta pensar que al levantarse el sol
tienes ansias de escuchar mi voz diciéndote: ¡Buenos días!
Me gusta pensar que al amanecer de cada día
Tu Gracia renueva mi vida haciendo tuyos mis pensamientos,
tuyos mi deseos.
Tuyas mis palabras, tuyos mis oídos.
Tuyas mis miradas...
y todo porque es Tuyo mi corazón.
Así lo creo. Así lo espero
¡Ven! ¡Llena! ¡Libera!
Aquí estoy, sólo manifiesta... ¿qué podemos hacer juntos hoy?
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