lunes, 17 de octubre de 2016

LITURGIA VIVA al despertar 17102016

Obispo de Antioquía en el siglo I, Ignacio fue arrestado y condenado a ser arrojado a las fieras. Cuando iba hacia Roma, varias comunidades de cristianos lo recibieron con suma veneración. Él se lo agradeció afectuosamente en cartas escritas durante su viaje; les animó a adherirse firmemente a la fe y a permanecer unidos a la jerarquía “como cuerdas de una lira”. Les pidió a los cristianos no impedir que muriera como mártir, porque “Yo soy trigo de Cristo; que los dientes de los leones me muelan, para así poder ser el pan sin mancha de Cristo”.
También nosotros nos convertimos en el pan de Cristo y nuestra vida debe convertirse en una eucaristía, una ofrenda de acción de gracias con el mismo Jesucristo.

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