He notado con más claridad en estos tiempos que la ansiedad alcanza pocas cosas.
O mejor dicho, la ansiedad si alcanza algunas cosas, alcanza más ansiedad.
Tiene en su ADN la autoregeneracion.
Lo contrario a ella es la espera confiada.
Son como fichas de un dominó que van cayendo una tras otra.
Es que el fruto de la confianza es la paz y la Paz concibe abandono.
Sólo aquel que confía es capaz de entrar en esa espera que tiene dolor de parto.
En tiempos de grandes soledades cuando sólo esperaba ser abrazado por mi Padre y entraba en el espiral de la ansiedad, la luz en lugar de entrar se disipaba.
Entonces sólo atinaba a rendirme, no como aquel que capítula sin remedio, sino una rendición de confianza.
Entonces la ansiedad dejaba paso al anhelo;
El anhelo a la esperanza, la esperanza hacía germinar confianza y la confianza aniquilaba mis turbulencias.
En esa atmósfera el abrazo más esperado llegaba de manera inesperada.
Y ya nada me hacía recordar lo duro de esos tiempos previos porque un abrazo cálido cura cualquier herida.
¿Sientes ausencia de abrazo?
No desesperes!
Anhela sin ansiedad, confía y espera...
Llegará como el mío, de manera inesperada.
Bendecida tarde con Jesús!
Miguel Angel Yunges
Comunidad Piedras Vivas.
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