lunes, 7 de agosto de 2017

Evangelio según San Mateo 14,13-21. 
Al enterarse de eso, Jesús se alejó en una barca a un lugar desierto para estar a solas. Apenas lo supo la gente, dejó las ciudades y lo siguió a pie. Cuando desembarcó, Jesús vio una gran muchedumbre y, compadeciéndose de ella, curó a los enfermos. Al atardecer, los discípulos se acercaron y le dijeron: "Este es un lugar desierto y ya se hace tarde; despide a la multitud para que vaya a las ciudades a comprarse alimentos". Pero Jesús les dijo: "No es necesario que se vayan, denles de comer ustedes mismos". Ellos respondieron: "Aquí no tenemos más que cinco panes y dos pescados". "Tráiganmelos aquí", les dijo. Y después de ordenar a la multitud que se sentara sobre el pasto, tomó los cinco panes y los dos pescados, y levantando los ojos al cielo, pronunció la bendición, partió los panes, los dio a sus discípulos, y ellos los distribuyeron entre la multitud. Todos comieron hasta saciarse y con los pedazos que sobraron se llenaron doce canastas. Los que comieron fueron unos cinco mil hombres, sin contar las mujeres y los niños. 


RESONAR DE LA PALABRA

Ciudadredonda
Queridos hermanos:
Cuando Mateo narra episodios comunes con Marcos, se nota que Mateo tiene a la concentración. Simplifica los datos. El milagro de la multiplicación de los panes es narrado como un regalo de Jesús; es Jesús quien tiene la iniciativa. Es una expresión de su conmoción y compasión ante las necesidades de las personas y de los grupos. Jesús se deja afectar y se deja tocar por la situación de las personas necesitadas
Los discípulos son los mediadores y testigos del milagro.
Para una lectura sapiencial del relato es importante caer en la cuenta de las acciones que se atribuyen a Jesús: tomó los panes; alzó la mirada; pronunció la bendición; partió el pan; se lo dio a los discípulos. La referencia a la eucaristía es bastante clara. Pero la idea central en la multiplicación de los panes es la idea del compartir. Es lo que crea comunidad. Poner en común lo que cada uno tiene, sea lo que sea, hace que se multiplique y que crezca la comunidad.
Otra dimensión que hay que tener en cuenta en este relato es la unidad entre la satisfacción de las necesidades materiales y las espirituales: “dadle vosotros de comer”. La misión de Jesús no es nada espiritualista.

fuente del comentario CIUDAD REDONDA

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