martes, 8 de agosto de 2017

Evangelio según San Mateo 14,23-26. 
Después, subió a la montaña para orar a solas. Y al atardecer, todavía estaba allí, solo. La barca ya estaba muy lejos de la costa, sacudida por las olas, porque tenían viento en contra. A la madrugada, Jesús fue hacia ellos, caminando sobre el mar. Los discípulos, al verlo caminar sobre el mar, se asustaron. "Es un fantasma", dijeron, y llenos de temor se pusieron a gritar. 

RESONAR DE LA PALABRA

Ciudadredonda
Queridos hermanos:
El evangelio de hoy contiene dos narraciones imbricadas: el caminar de Jesús sobre las aguas; el rescate de Pedro que se hunde en el agua. Se trata de un milagro de liberación. Termina en una confesión de fe explícita: “Los de la barca se postraron ante él, diciendo: Realmente eres Hijo de Dios”
En la redacción de Mateo, Pedro representa y simboliza a la Iglesia en las dificultades del camino. El motivo del temor y el reproche “!qué poca fe!” ¿por qué has dudado?” constituyen el retrato de los seguidores. Es importante caer en la cuenta cómo Jesús valora la fe de las personas que se acercan a él. A los ojos de Jesús es la actitud de fe la que constituye una dimensión fundamental de la persona.
El tema central es, pues, el de la fe .La situación de Pedro manifiesta que la fe en Jesús no es una cuestión racional; la fe es una cuestión del corazón. El que se arriesga a creer y confiar es sostenido por la persona creída. Pedro ve que se hunde y grita: !Señor, sálvame! El que cree en Jesucristo participa de su autoridad y de su misión.

fuente del comentario CIUDAD REDONDA




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