O somos fieles al Espíritu Santo, o dejamos crecer en nosotros el cáncer del egoísmo. Muchos no olemos a Espíritu Santo porque no nos decidimos nunca a amar a fondo, porque calculamos demasiado, exigimos demasiados derechos, pensamos demasiado en nuestros problemas, Jesús no vino para hacernos más sagaces según el Espíritu del mundo, ni para hacernos más poderosos, ni para darnos la razón. Tampoco vino para hacer de los cristianos una clase privilegiada. Las "lineas de moda" tampoco huelen a Espíritu Santo aunque sean lineas religiosas. Ni tampoco es del Espíritu cual quier reacción exagerada contra los atropellos. Es difícil mantener un equilibrio sin equilibrismo, pero es posible...Mons. Juan Esquerda Bifet
viernes, 8 de noviembre de 2019
ESPÍRITU DE MUNDO O ESPÍRITU DE DIOS
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