Le hizo bajar de la higuera seca.
«Hoy ha sido la salvación de esta casa» (Lc 19,9)
XV, 20-21
Zaqueo oraba así en su corazón: «Dichoso el que es digno de recibir a este Justo en su casa». Nuestro Señor le dijo: «¡Zaqueo, baja en seguida!» Éste, viendo que el Señor conocía su pensamiento, se dijo: «Puesto que conoce lo que pienso, también conoce todo lo que he hecho». Por eso declaró: «Todo lo que he adquirido injustamente, lo restituiré cuatro veces más».
«Baja en seguida de la higuera, porque hoy tengo que alojarme en tu casa». Gracias a esta segunda higuera, la de este jefe de publicanos, la primera higuera, la de Adán, cae en el olvido, e igualmente es olvidado el nombre de Adán, gracias al justo Zaqueo...: «Hoy ha sido la salvación de esta casa»... El que ayer no era más que un ladrón, hoy, por su prontitud en la obediencia, se ha convertido en bienhechor; el que ayer era un recolector de impuestos, hay se ha convertido en discípulo.
Zaqueo dejó la ley antigua; y se subió sobre una higuera inerte, símbolo de la sordera de su espíritu. Pero esta misma ascensión es símbolo de su salvación. Abandonó la bajeza, y subió para ver a la divinidad en las alturas. Nuestro Señor se apresuró a hacerle bajar de la higuera seca, su antigua manera de ser, para que no quedara sordo para siempre. Mientras llameaba en él el amor de nuestro Señor, consumió en sí mismo al hombre antiguo para modelar en él a un hombre nuevo.
Efren de Siria
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