martes, 24 de septiembre de 2024

CUARESMA DE SAN MIGUEL - DÍA 35 - SUBSIDIO COMPLETO


Martes 24 de septiembre
Día 35: Venciendo toda tibieza


En su homilía de la Misa celebrada en la capilla de la Casa de Santa Marta el Papa Francisco el 15 de noviembre de 2019 se inspiró en la primera lectura propuesta por la liturgia del día que corresponde a un pasaje del Libro de Ageo. Se trata de un texto duro, en el que a través de este Profeta, el Señor exhorta al pueblo a reflexionar sobre su comportamiento y a cambiarlo trabajando para reconstruir la Casa de Dios. Ageo —dijo el Santo Padre— intentaba conmover el corazón del pueblo perezoso y resignado a vivir como derrotado. El Templo había sido destruido por los enemigos, todo era una ruina, pero aquella gente había hecho que los años pasaran así, hasta que el Señor envió a su elegido para «reconstruir el Templo». Sin embargo sus corazones estaban amargados y no tenían ganas de trabajar. Decían: «No, no, no seguimos adelante, tal vez sea una ilusión, mejor no arriesgarse, quedémonos un poco así...». Aquella gente —prosiguió explicando el Papa— «no tenía ganas de levantarse, de volver a empezar, no se dejaba ayudar por el Señor que quería que se levantara», con la excusa de que aún no había llegado el momento oportuno. «Y éste es el drama de esta gente y también es el nuestro, cuando el espíritu de la tibieza se apodera de nosotros, cuando nos llega esa tibieza de la vida, cuando decimos: “Sí, sí, Señor, está bien... pero despacio, despacio Señor, dejémoslo así... ¡Mañana lo haré!”; para decir lo mismo mañana y mañana dejarlo para pasado mañana y pasado mañana posponerlo aún… y así, una vida posponiendo decisiones de conversión del corazón, de cambio de vida…»

Es una tibieza —dijo Francisco— que a menudo se esconde detrás de las incertidumbres y mientras tanto pospone. Y así mucha gente desperdicia su vida y termina «como un trapo porque no ha hecho nada, sólo para mantener la paz y la calma dentro de sí misma». Pero esa —añadió el Papa— «es la paz de los cementerios». «Que el Señor nos ayude a despertar del espíritu de la tibieza, para luchar contra esta suave anestesia de la vida espiritual».

«Cuando entramos en esta tibieza, en esta actitud de tibieza espiritual, transformamos nuestra vida en un cementerio: no hay vida. Sólo hay una cerrazón para que no entren problemas como el de esta gente que “sí, sí, estamos en ruinas pero no nos arriesgamos: mejor así”. “Ya estamos acostumbrados a vivir así”».

El Papa Francisco advirtió que todo esto nos pasa también a nosotros «con las pequeñas cosas que no van bien, que el Señor quiere que cambiemos». Él nos pide la conversión y nosotros le respondemos: mañana. De ahí la invitación a la oración:

«Pidamos al Señor la gracia de no caer en este espíritu de ser “medio-cristianos”, sin sustancia. Buenos cristianos, que trabajan mucho, que han sembrado mucho, pero que han recogido poco. Vidas que prometían tanto, y al final no han hecho nada»

1. Intención: Que el Espíritu Santo nos ayude a despertar del espíritu de tibieza, para luchar contra esta suave anestesia de la vida espiritual.
2. Texto bíblico: “Conozco tus obras, no eres ni frío ni caliente. ¡Ojalá fueses frío o caliente!” (Apocalipsis 3,15)
3. Texto del Papa Francisco: “La tibieza espiritual es uno de los mayores peligros para el cristiano. Debemos pedir al Señor que encienda en nosotros el fuego de su amor.” (Audiencia General, 19 de septiembre de 2018)
4. Oración: Oración de un cristiano tibio
5. Ofrecimiento: Ayuno de alimentos sólidos hasta la cena, ofreciendo el sacrificio por un mayor fervor espiritual.

Invocación a la Santísima Trinidad


Proclamemos nuestra Fe:
Creo en Dios, Padre todopoderoso,
Creador del Cielo y de la Tierra….

Juntos decimos:
La Santa Cruz sea mi luz;
No sea el demonio mi guía.
¡Apártate, Satanás!
No me sugieras cosas vanas,
Maldad es lo que me brindas,
Bebe tu mismo tu veneno.



Padre nuestro,
que estás en el cielo,
santificado sea tu Nombre;
venga a nosotros tu reino;
hágase tu voluntad
en la tierra como en el cielo.
Danos hoy nuestro pan de cada día;
perdona nuestras ofensas,
como también nosotros perdonamos
a los que nos ofenden;
no nos dejes caer en la tentación,
y líbranos del mal.
Amén

Dios te salve María
llena eres de gracia
el Señor es contigo;
bendita tú eres
entre todas las mujeres,
y bendito es el fruto
de tu vientre, Jesús.
Santa María, Madre de Dios,
ruega por nosotros, pecadores,
ahora y en la ahora
de nuestra muerte.
Amén

 

Oración a San Miguel Arcángel

(Pequeño Exorcismo Papa León XIII)


Arcángel San Miguel,
defiéndenos en la lucha;
Ampáranos contra la perversidad
y acechanzas del demonio.
Reprímale Dios, pedimos suplicantes,
y Tú, príncipe de la Celestial Milicia,
lanza al infierno con el Divino Poder a Satanás
y a los otros malignos espíritus
que para perdición de las almas vagan por el mundo.
Amén.


ORACIÓN de un cristiano tibio – Fray Nelson Medina OP
Espíritu Santo de Dios:
Sé que te necesito
porque a veces no siento que te necesito.
Pobre de mí, si no percibo la urgencia,
la sed, el anhelo infinito
de tu presencia bendita.
Dios Altísimo: que yo no sienta necesidad de ti
es grave señal de cuánta falta haces en mi vida.

Espíritu, ven! Sé que te necesito
porque leo de personas santas
y no se me enciende el pecho
con ansia de darte una alegría semejante
a la que ellos te dan.
Se ve que me he vuelto de hielo,
y es evidente
que sin ti jamás valdré para el cielo.

Sé que te necesito
porque cada día las noticias
me hablan de traiciones, abortos y más muertes.
Y los ojos se me quedan secos.
¿Dónde perdí las lágrimas?
¿Por qué se acabó el dolerme el pecho?
Todo es culpa mía.
Y es señal de que sin ti
no voy a ser un milímetro mejor de lo que soy.

Sé que te necesito.
Lo sé con certeza soberana.
Lo saben mis entrañas
y me lo repite el corazón.
Sé que te necesito
con mayor prisa y en mayor proporción
de todo lo que yo pudiera enunciar.
Apiádate de mí, y ven.

Sé que te necesito.
Por piedad te suplico:
Haz que por lo menos tenga idea
de lo poco que he sido,
de lo mal que he vivido,
de lo mucho que he perdido,
y sobre todo,
que hasta el final
pueda saberte superior a mis males.

Sé que te necesito
porque tú me concedes saberlo.
Ven a vencerme,
porque ese será mi bien.
Revienta mi mundo y haz un mundo nuevo.
Renueva la faz de la tierra.
Por amor, por piedad, por favor.
Amén.


Coronilla a San Miguel Arcángel
(En las cuentas grandes)

Reina de los Cielos y Señora de los Ángeles,
que has recibido de Dios,
el poder y la Misión de aplastar la cabeza de Satanás,
te pedimos humildemente,
que envíes a las legiones celestiales para que, 
por tu mandato, persigan a los demonios,
los combatan en todas partes,
repriman su audacia y los devuelvan al abismo.
¿Quién como Dios? ¡Nadie como Dios!
¡Oh, buena y tierna Madre!
Tú serás siempre nuestro amor y nuestra esperanza.
¡Oh, divina Madre!
Envía a los santos Ángeles
para defendernos y rechazar lejos de nosotros
al cruel enemigo.
Amén

(En las cuentas pequeñas – 10 veces)


· San Miguel y todos los santos Ángeles,
Rueguen por nosotros.


DIA 35: Señor Jesús, así como San Ignacio de Loyola, quien tras una vida de tibieza y búsqueda de gloria mundana encontró en Ti la verdadera pasión y dedicación, queremos abrir nuestros corazones a tu acción transformadora. San Ignacio, que dijo: “En todo amar y servir”, nos enseña que el fervor en la fe es posible cuando nos entregamos completamente a tu voluntad.


ORACIONES FINALES

de sanación y liberación propias de cada decena



Al finalizar la Primer Decena
YO (pronuncia aquí tu nombre completo)
EN NOMBRE DE JESUCRISTO
CLAMO SEA ROTA EN MI Y EN MI FAMILIA,
TODA CONTAMINACIÓN ESPIRITUAL,
TODA FURIA DEL DEMONIO.
TODA ESPADA Y DARDOS INFLAMADOS
SEMBRADORES DE MENTIRAS, TRISTEZAS,
ANGUSTIAS Y DEPRESIONES


YO, (pronuncia tu nombre)
EN NOMBRE DE JESUCRISTO
TE PROHIBO TOCARME A MI,
TOCAR MI FAMILIA.



Al finalizar la Segunda Decena
YO (pronuncia aquí tu nombre completo)
EN NOMBRE DE JESUCRISTO
CLAMO SEAN ROTAS EN MI Y EN MI FAMILIA, TODA MALDICIÓN,
TODO YUGO HEREDITARIO NEGATIVO ME SUMERJO AHORA,
JUNTAMENTE CON TODOS LOS MÍOS, EN LA SANGRE DE JESÚS


YO, (pronuncia tu nombre)
EN NOMBRE DE JESUCRISTO
TE PROHIBO TOCARME A MI,
TOCAR MI FAMILIA.

Al finalizar la T
ercer Decena
YO (pronuncia aquí tu nombre completo)
ME ESCONDO AHORA BAJO LA PROTECCIÓN DEL ALTÍSIMO
Y ME COBIJO BAJO EL MANTO PROTECTOR
DE LA VIRGEN MARÍA Y DE TODOS LOS SANTOS Y SANTAS.
ME COBIJO BAJO LA PODEROSA
INTERCESIÓN DE SAN MIGUEL ARCÁNGEL
Y DE TODOS LOS ÁNGELES.
Y DECLARO AHORA: JESUCRISTO ES EL SEÑOR DE MI VIDA,
DE MI FAMILIA, DE TODO LO QUE TENGO Y DE TODO LO QUE SOY.
CLAMO QUE LA SANGRE DE CRISTO QUE LAVA Y LIBERA,
HOY, AQUÍ Y AHORA, ME LAVE, ME CURE
Y NOS CUBRA CON SU PODER A NOSOTROS, A NUESTRAS FAMILIAS,
NUESTRAS CIUDADES Y PAÍSES.


YO, (pronuncia tu nombre)
EN NOMBRE DE JESUCRISTO
TE PROHIBO TOCARME A MI,
TOCAR MI FAMILIA.

Al finalizar la Cuarta Decena
YO (pronuncia aquí tu nombre completo)
POR MI CASA, POR MIS BIENES,
POR MI VIDA FINANCIERA,
POR MI TRABAJO, POR MIS RELACIONES,
POR MI MATRIMONIO,
POR MI ESTUDIO,
POR MI NOVIAZGO, POR MIS AMISTADES,
DIGO CON FE:


YO, (pronuncia tu nombre)
EN NOMBRE DE JESUCRISTO
TE PROHIBO TOCARME A MI,
TOCAR MI FAMILIA.

Al finalizar la Quinta Decena
YO (pronuncia aquí tu nombre completo)
CLAMO AHORA,
EN NOMBRE DE JESÚS
QUE TODO MAL SEA DISIPADO.
QUE TODA ENFERMEDAD SEA EXTERMINADA.
QUE TODA OPRESIÓN,
Y PANDEMIA QUE PESA SOBRE NOSOTROS,
SEA DE UNA VEZ DESTRUIDA.

YO, (pronuncia tu nombre)
EN NOMBRE DE JESUCRISTO
TE PROHIBO TOCARME A MI,
TOCAR MI FAMILIA.





Letanías de San Miguel Arcángel


Señor, ten piedad de nosotros.
Cristo, ten piedad de nosotros.
Señor, ten piedad de nosotros.
Cristo, óyenos.
Cristo, escúchanos.

Dios Padre celestial, ten misericordia de nosotros.
Dios Hijo, Redentor del mundo,
Dios, Espíritu Santo,
Trinidad Santa, un solo Dios,

Santa María, Reina de los Ángeles, ruega por nosotros.
San Miguel, ruega por nosotros.
San Miguel, lleno de la gracia de Dios,
San Miguel, perfecto adorador del Verbo Divino,
San Miguel, coronado de honor y gloria,
San Miguel, poderoso Príncipe de los ejércitos del Señor,
San Miguel, portaestandarte de la Santísima Trinidad,
San Miguel, guardián del paraíso,
San Miguel, guía y consolador del pueblo israelita,
San Miguel, esplendor y vigor de la Iglesia militante,
San Miguel, honor y alegría de Iglesia triunfante,
San Miguel, luz de los Ángeles,
San Miguel, baluarte de los ortodoxos,
San Miguel, fuerza de los que combaten bajo el estandarte de la Cruz,
San Miguel, luz y confianza de las almas en el último momento de la vida,
San Miguel, socorro certero,
San Miguel, nuestro auxilio en todas las adversidades,
San Miguel, heraldo de la sentencia eterna,
San Miguel, consolador de las almas que están en el Purgatorio,
San Miguel, a quien el señor encomendó recibir las almas después de la muerte,
San Miguel, nuestro Príncipe,
San Miguel, nuestro Abogado,

Cordero de Dios, que quitas el pecado del mundo. Perdónanos Señor.
Cordero de Dios, que quitas el pecado del mundo. Escúchanos Señor.
Cordero de Dios, que quitas el pecado del mundo. Ten misericordia de nosotros.

Ruega por nosotros, glorioso San Miguel,
Príncipe de la Iglesia de Jesucristo,
para que seamos dignos de sus promesas.

 

Señor Jesús, santifícanos con una bendición siempre nueva,
y concédenos por la intersección de San Miguel,
aquella sabiduría que nos enseña a juntar las riquezas del cielo
y cambiar los bienes temporales por los de la eternidad.
Tú, que vives y reinas por todos los siglos de los siglos.

 

Consagración a San Miguel Arcángel

 

Oh noble príncipe de los ángeles,
valiente guerrero del Altísimo,
celoso defensor de la gloria del Señor,
terror de los espíritus rebeldes,
amor y deleite de todos los ángeles justos,
mi queridísimo Arcángel San Miguel,
deseando ser parte del número de tus devotos y servidores, 
a ti hoy me consagro, me entrego, me ofrezco y coloco,
a mi familia y todo lo que me pertenece,
bajo tu más poderosa protección.

La ofrenda de mi servicio es pequeña,
siendo como soy un miserable pecador,
pero magnificarás el cariño de mi corazón;
a partir de ahora estoy bajo tu apoyo
y confío que sabrás ayudarme durante toda mi vida,
y obtener para mí el perdón de mis muchos y graves pecados,
la gracia de amar a Dios con todo el corazón,
a mi querido Salvador Jesucristo y a mi madre María Santísima;
obtén para mí las ayudas que necesito
para alcanzar la corona de la gloria eterna.

Defiéndeme de los enemigos del alma,
especialmente en el momento de la muerte.
Ven, oh príncipe glorioso,
a asistirme en la última batalla y con tu poderosa arma
arroja a los abismos del infierno,
ese ángel orgulloso y rompedor de promesas que
una vez postraste en una batalla en el cielo.

San Miguel Arcángel,
defiéndenos en la lucha para que no perezcamos
en el juicio supremo.
Amén

Bendición final

Nuestra protección está en el nombre del Señor.
- Qué hizo el cielo y la tierra.
Por intercesión de San Miguel Arcángel, bendícenos Dios Todopoderoso, Padre e Hijo y Espíritu Santo.
Amén. 

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