lunes, 23 de septiembre de 2024

Subsidio VII Semana Cuaresma de San Miguel 2024


Semana VII del 23 al 28 de SETIEMBRE

Quien camina despierto por la vida no podrá negar que estamos en tiempos de una intensa y gran agitación. El mal y sus fuerzas, el pecado, ya no se conforman con tentar, sino que asaltan la vida buscando matar lo que aún sobrevive en nosotros.

La desesperación de muchos, atravesados por todo tipo de dolores, anestesia día a día la esperanza. Es entonces que debemos recordar las palabras de Pío IX: “San Miguel es quien tiene mayor capacidad para exterminar las fuerzas malditas, hijos de satanás, que juraron la ruina de la sociedad cristiana”

Hace algo más de quince años escribíamos que San Miguel era el “Arcángel para nuestros tiempos” y sí, logramos percibirlo más y más cada día.

Es que ataques espirituales y temporales están en el horizonte diario y San Miguel necesariamente debe ser invocado con mayor agudeza y fervor en nuestras comunidades.

La confianza la alimenta las palabras de San Pío X: “Dios, en la primera lucha, venció, sirviéndose del Arcángel San Miguel; debemos por lo tanto, creer firmemente que la lucha actual terminará triunfante y también como antes con el socorro y la ayuda de este Arcángel bendito”

Bendecida última semana!
Comunidad Piedras Vivas

Intenciones de la Semana
  • Día 34: Venciendo nuestras rebeldías: vencer el espíritu de rebeldía que habita en nuestros corazones.
  • Día 35: Venciendo toda tibieza: Despertar del espíritu de tibieza, para luchar contra esta suave anestesia de la vida espiritual
  • Día 36: Venciendo las raíces de la soberbia: Vencer, como San Pablo, las raíces de la soberbia quien tras una vida de orgullo y persecución encontró la verdadera humildad y servicio
  • Día 37: Venciendo toda mentira: Vencer toda mentira y falsedad que pueda habitar en nuestros corazones.
  • Día 38: Venciendo el espíritu de lujuria: Vencer el espíritu de lujuria que a veces invade nuestros corazones y ser llenos del don de la pureza.
  • Día 39: Venciendo el veneno de la envidia: Vencer el veneno de la envidia que corroe nuestros corazones.

Invitación a la Comunidad
En esta ultima semana les invitamos a recitar antes del descanso la “Coraza de San Miguel”, oración inspirada en nuestra comunidad y que forma parte de nuestra espiritualidad

Llamados a Testimoniar
Convocamos a todos los miembros de este “ejército oracional” a testimoniar en el amplio campo de las periferias existenciales lo que vivimos de la mano de San Miguel Arcángel. Que nuestras acciones reflejen nuestra fe y compromiso con las causas que defendemos en oración.

Invocación a la Santísima Trinidad

         
    

Proclamemos nuestra Fe:
Creo en Dios, Padre todopoderoso,
Creador del Cielo y de la Tierra….

Juntos decimos:
La Santa Cruz sea mi luz;
No sea el demonio mi guía.
¡Apártate, Satanás!
No me sugieras cosas vanas,
Maldad es lo que me brindas,
Bebe tu mismo tu veneno.



Padre nuestro,
que estás en el cielo,
santificado sea tu Nombre;
venga a nosotros tu reino;
hágase tu voluntad
en la tierra como en el cielo.
Danos hoy nuestro pan de cada día;
perdona nuestras ofensas,
como también nosotros perdonamos
a los que nos ofenden;
no nos dejes caer en la tentación,
y líbranos del mal.
Amén

Dios te salve María
llena eres de gracia
el Señor es contigo;
bendita tú eres
entre todas las mujeres,
y bendito es el fruto
de tu vientre, Jesús.
Santa María, Madre de Dios,
ruega por nosotros, pecadores,
ahora y en la ahora
de nuestra muerte.
Amén

 

Oración a San Miguel Arcángel

(Pequeño Exorcismo Papa León XIII)


Arcángel San Miguel,
defiéndenos en la lucha;
Ampáranos contra la perversidad
y acechanzas del demonio.
Reprímale Dios, pedimos suplicantes,
y Tú, príncipe de la Celestial Milicia,
lanza al infierno con el Divino Poder a Satanás
y a los otros malignos espíritus
que para perdición de las almas vagan por el mundo.
Amén.


  • Día 34: Oración para abrazar la obediencia. 
  • Día 35: Oración de un cristiano tibio.
  • Día 36: Oración para alcanzar humildad 
  • Día 37: Oración para ser libre de la mentira y los engaños.
  • Día 38: Oración de liberación de la lujuria.
  • Día 39: Blíndame con Tu Poder.
  •  Coronilla a San Miguel Arcángel

    (En las cuentas grandes)

    Reina de los Cielos y Señora de los Ángeles,
    que has recibido de Dios,
    el poder y la Misión de aplastar la cabeza de Satanás,
    te pedimos humildemente,
    que envíes a las legiones celestiales para que, 
    por tu mandato, persigan a los demonios,
    los combatan en todas partes,
    repriman su audacia y los devuelvan al abismo.
    ¿Quién como Dios? ¡Nadie como Dios!
    ¡Oh, buena y tierna Madre!
    Tú serás siempre nuestro amor y nuestra esperanza.
    ¡Oh, divina Madre!
    Envía a los santos Ángeles
    para defendernos y rechazar lejos de nosotros
    al cruel enemigo.
    Amén

    (En las cuentas pequeñas – 10 veces)


    · San Miguel y todos los santos Ángeles,
    Rueguen por nosotros.


    ORACIONES FINALES

    de sanación y liberación propias de cada decena


    oración propia del día:

    DIA 34: San Miguel Arcángel, defensor de la fe y protector contra las fuerzas del mal, intercede por nosotros para que podamos seguir el ejemplo de San Agustín, quien dijo: “Nos hiciste, Señor, para Ti, y nuestro corazón está inquieto hasta que descanse en Ti”. Que podamos encontrar en la obediencia a Tu palabra la verdadera libertad y paz.

    DIA 35: Señor Jesús, así como San Ignacio de Loyola, quien tras una vida de tibieza y búsqueda de gloria mundana encontró en Ti la verdadera pasión y dedicación, queremos abrir nuestros corazones a tu acción transformadora. San Ignacio, que dijo: “En todo amar y servir”, nos enseña que el fervor en la fe es posible cuando nos entregamos completamente a tu voluntad.

    DIA 36: San Miguel Arcángel, defensor de la fe y protector contra las fuerzas del mal, intercede por nosotros para que podamos seguir el ejemplo de San Pablo, quien dijo: “He sido crucificado con Cristo; y ya no soy yo quien vive, sino que Cristo vive en mí” (Gálatas 2:20). Que podamos encontrar en la humildad la verdadera grandeza y en el servicio a los demás, la verdadera alegría.

    DIA 37: Así como San Pedro, quien en un momento de debilidad negó a Jesús tres veces, pero luego, lleno de tu Espíritu, se convirtió en un testigo valiente y fervoroso de la verdad, queremos abrir nuestros corazones a tu acción transformadora. San Pedro, que dijo: “Señor, tú lo sabes todo; tú sabes que te amo” (Juan 21:17), nos enseña que la verdad y la fidelidad a tu palabra son posibles cuando nos entregamos completamente a tu voluntad.

    DIA 38: Así como San Cipriano, quien tras una vida de prácticas paganas y lujuriosas encontró en la verdadera pureza y dedicación, queremos abrir nuestros corazones a la gracia transformadora. San Cipriano, que dijo: “El que está en Cristo es una nueva criatura; las cosas viejas pasaron; he aquí todas son hechas nuevas” (2 Corintios 5:17), nos enseñe que la pureza y la castidad son posibles cuando nos entregamos completamente a la voluntad de Nuestro Padre Celestial.

    DIA 39: Señor Jesús, que siguiendo el ejemplo de San Francisco de Asís, quien en su juventud fue envidioso y ambicioso, podamos hoy recibir el don de la gratitud y la generosidad para poder donarnos generosamente al servicio de los demás.

    Primer Decena
    YO (pronuncia aquí tu nombre completo)
    EN NOMBRE DE JESUCRISTO
    CLAMO SEA ROTA EN MI Y EN MI FAMILIA,
    TODA CONTAMINACIÓN ESPIRITUAL,
    TODA FURIA DEL DEMONIO.
    TODA ESPADA Y DARDOS INFLAMADOS
    SEMBRADORES DE MENTIRAS, TRISTEZAS,
    ANGUSTIAS Y DEPRESIONES


    YO, (pronuncia tu nombre)
    EN NOMBRE DE JESUCRISTO
    TE PROHIBO TOCARME A MI,
    TOCAR MI FAMILIA.




    Segunda Decena
    YO (pronuncia aquí tu nombre completo)
    EN NOMBRE DE JESUCRISTO
    CLAMO SEAN ROTAS EN MI Y EN MI FAMILIA, TODA MALDICIÓN,
    TODO YUGO HEREDITARIO NEGATIVO ME SUMERJO AHORA,
    JUNTAMENTE CON TODOS LOS MÍOS, EN LA SANGRE DE JESÚS

    YO, (pronuncia tu nombre)
    EN NOMBRE DE JESUCRISTO
    TE PROHIBO TOCARME A MI,
    TOCAR MI FAMILIA.

     


    T
    ercer Decena
    YO (pronuncia aquí tu nombre completo)
    ME ESCONDO AHORA BAJO LA PROTECCIÓN DEL ALTÍSIMO
    Y ME COBIJO BAJO EL MANTO PROTECTOR
    DE LA VIRGEN MARÍA Y DE TODOS LOS SANTOS Y SANTAS.
    ME COBIJO BAJO LA PODEROSA
    INTERCESIÓN DE SAN MIGUEL ARCÁNGEL
    Y DE TODOS LOS ÁNGELES.
    Y DECLARO AHORA: JESUCRISTO ES EL SEÑOR DE MI VIDA,
    DE MI FAMILIA, DE TODO LO QUE TENGO Y DE TODO LO QUE SOY.
    CLAMO QUE LA SANGRE DE CRISTO QUE LAVA Y LIBERA,
    HOY, AQUÍ Y AHORA, ME LAVE, ME CURE
    Y NOS CUBRA CON SU PODER A NOSOTROS, A NUESTRAS FAMILIAS,
    NUESTRAS CIUDADES Y PAÍSES.

    YO, (pronuncia tu nombre)
    EN NOMBRE DE JESUCRISTO
    TE PROHIBO TOCARME A MI,
    TOCAR MI FAMILIA.

     


    Cuarta Decena
    YO (pronuncia aquí tu nombre completo)
    POR MI CASA, POR MIS BIENES,
    POR MI VIDA FINANCIERA,
    POR MI TRABAJO, POR MIS RELACIONES,
    POR MI MATRIMONIO,
    POR MI ESTUDIO,
    POR MI NOVIAZGO, POR MIS AMISTADES,
    DIGO CON FE:

    YO, (pronuncia tu nombre)
    EN NOMBRE DE JESUCRISTO
    TE PROHIBO TOCARME A MI,
    TOCAR MI FAMILIA.

     


    Quinta Decena
    YO (pronuncia aquí tu nombre completo)
    CLAMO AHORA,
    EN NOMBRE DE JESÚS
    QUE TODO MAL SEA DISIPADO.
    QUE TODA ENFERMEDAD SEA EXTERMINADA.
    QUE TODA OPRESIÓN,
    Y PANDEMIA QUE PESA SOBRE NOSOTROS,
    SEA DE UNA VEZ DESTRUIDA.

    YO, (pronuncia tu nombre)
    EN NOMBRE DE JESUCRISTO
    TE PROHIBO TOCARME A MI,
    TOCAR MI FAMILIA.

     







    Letanías de San Miguel Arcángel


    Señor, ten piedad de nosotros.
    Cristo, ten piedad de nosotros.
    Señor, ten piedad de nosotros.
    Cristo, óyenos.
    Cristo, escúchanos.

    Dios Padre celestial, ten misericordia de nosotros.
    Dios Hijo, Redentor del mundo,
    Dios, Espíritu Santo,
    Trinidad Santa, un solo Dios,

    Santa María, Reina de los Ángeles, ruega por nosotros.
    San Miguel, ruega por nosotros.
    San Miguel, lleno de la gracia de Dios,
    San Miguel, perfecto adorador del Verbo Divino,
    San Miguel, coronado de honor y gloria,
    San Miguel, poderoso Príncipe de los ejércitos del Señor,
    San Miguel, portaestandarte de la Santísima Trinidad,
    San Miguel, guardián del paraíso,
    San Miguel, guía y consolador del pueblo israelita,
    San Miguel, esplendor y vigor de la Iglesia militante,
    San Miguel, honor y alegría de Iglesia triunfante,
    San Miguel, luz de los Ángeles,
    San Miguel, baluarte de los ortodoxos,
    San Miguel, fuerza de los que combaten bajo el estandarte de la Cruz,
    San Miguel, luz y confianza de las almas en el último momento de la vida,
    San Miguel, socorro certero,
    San Miguel, nuestro auxilio en todas las adversidades,
    San Miguel, heraldo de la sentencia eterna,
    San Miguel, consolador de las almas que están en el Purgatorio,
    San Miguel, a quien el señor encomendó recibir las almas después de la muerte,
    San Miguel, nuestro Príncipe,
    San Miguel, nuestro Abogado,

    Cordero de Dios, que quitas el pecado del mundo. Perdónanos Señor.
    Cordero de Dios, que quitas el pecado del mundo. Escúchanos Señor.
    Cordero de Dios, que quitas el pecado del mundo. Ten misericordia de nosotros.

    Ruega por nosotros, glorioso San Miguel,
    Príncipe de la Iglesia de Jesucristo,
    para que seamos dignos de sus promesas.

     

    Señor Jesús, santifícanos con una bendición siempre nueva,
    y concédenos por la intersección de San Miguel,
    aquella sabiduría que nos enseña a juntar las riquezas del cielo
    y cambiar los bienes temporales por los de la eternidad.
    Tú, que vives y reinas por todos los siglos de los siglos.

     

    Consagración a San Miguel Arcángel

     

    Oh noble príncipe de los ángeles,
    valiente guerrero del Altísimo,
    celoso defensor de la gloria del Señor,
    terror de los espíritus rebeldes,
    amor y deleite de todos los ángeles justos,
    mi queridísimo Arcángel San Miguel,
    deseando ser parte del número de tus devotos y servidores, 
    a ti hoy me consagro, me entrego, me ofrezco y coloco,
    a mi familia y todo lo que me pertenece,
    bajo tu más poderosa protección.

    La ofrenda de mi servicio es pequeña,
    siendo como soy un miserable pecador,
    pero magnificarás el cariño de mi corazón;
    a partir de ahora estoy bajo tu apoyo
    y confío que sabrás ayudarme durante toda mi vida,
    y obtener para mí el perdón de mis muchos y graves pecados,
    la gracia de amar a Dios con todo el corazón,
    a mi querido Salvador Jesucristo y a mi madre María Santísima;
    obtén para mí las ayudas que necesito
    para alcanzar la corona de la gloria eterna.

    Defiéndeme de los enemigos del alma,
    especialmente en el momento de la muerte.
    Ven, oh príncipe glorioso,
    a asistirme en la última batalla y con tu poderosa arma
    arroja a los abismos del infierno,
    ese ángel orgulloso y rompedor de promesas que
    una vez postraste en una batalla en el cielo.

    San Miguel Arcángel,
    defiéndenos en la lucha para que no perezcamos
    en el juicio supremo.
    Amén

    Bendición final

    Nuestra protección está en el nombre del Señor.
    - Qué hizo el cielo y la tierra.
    Por intercesión de San Miguel Arcángel, bendícenos Dios Todopoderoso, Padre e Hijo y Espíritu Santo.
    Amén. 



    Lunes 23 de septiembre
    Día 34: Venciendo nuestras rebeldías


    ¿Quién no recuerda la imagen de niños que, más allá de la inquietud propia de su edad, son etiquetados por sus propios padres como indomables o rebeldes? Es muy común hablar de los niños ó de la tan conocida “Rebeldía adolescente” que se manifiesta como parte del proceso de búsqueda de identidad. Sin darnos cuenta no logramos percibir, como nosotros, los adultos, también mostramos actitudes, gestos y acciones similares.

    La rebeldía es un tipo de comportamiento humano que se caracteriza por la desobediencia a órdenes o el incumplimiento de obligaciones. Se manifiesta en actitudes que a menudo desatienden los derechos de los demás y se expresa a través de acciones no cooperativas o desordenadas.

    Existe también una “rebeldía espiritual” que implica una Resistencia una actitud desafiante cuestionando dogmas o prácticas devocionales.

    Uno de los primeros actos de rebeldía espiritual es la desobediencia de Adán y Eva. Otro ejemplo significativo es la rebelión de Lucifer.

    La rebeldía no reconocida y asumida como una forma de vida conduce a la muerte del espíritu.

    Destruye la vida espiritual, roba bendiciones, destruye la comunión con Dios y los hermanos.

    “Como pecado de hechicería es la rebeldía; como crimen de idolatría es la contumacia. Porque tú has rechazado la palabra del Señor, él te ha rechazado a ti para que no seas rey». (1 Sam 15,23)

    Somos llamados a vivir bajo los “principios del Reino de Dios”. Llamados a conformarnos día a día a imagen del Hijo, a imagen de Aquel que “se humilló a sí mismo, haciéndose obediente hasta la Muerte y Muerte de cruz”


    1. Petición/Intención: Por intercesión de San Miguel Arcángel, pedimos la gracia de vencer el espíritu de rebeldía que habita en nuestros corazones. Así como San Agustín, quien tras una vida de rebeldía encontró en la verdadera paz y obediencia, queremos así abrir nuestros corazones a la voluntad del Padre de los Cielos
    2. Texto bíblico: “Sométanse a Dios; resistan al demonio, y él se alejará de ustedes..” (Santiago 4,7)
    3. Texto del Papa Francisco: “La verdadera libertad consiste en no seguir nuestras propias inclinaciones, sino en dejarnos guiar por el Espíritu Santo.” (Homilía, 29 de septiembre de 2017
    4. Oración: Oración para abrazar la obediencia
    5. Ofrecimiento: abstenernos del uso de entretenimientos digitales y dar espacio al encuentro con el Cristo doliente que cruce nuestro sendero.


    Oración para Abrazar la obediencia

    Padre Celestial,
    En la quietud de este momento, mi corazón busca Tu presencia, anhelando la guía de Tu sabiduría eterna. Como un niño escucha atentamente a un padre amoroso, así vuelvo mi oído hacia Ti, deseoso de comprender y seguir Tus mandatos.

    Concédeme el valor de abrazar Tu voluntad, incluso cuando me lleve más allá de mi zona de confort. Como arcilla en manos del Alfarero, moldea mis deseos e intenciones para que se alineen con Tu propósito divino.

    Que Tu Palabra sea la lámpara de mis pies, una luz firme que guíe mis decisiones y acciones.

    Por la intercesión de San Miguel Arcángel, obediente Guerrero de las Milicias Celestiales, te imploro la gracia y la fortaleza para enfrentar las pruebas y tentaciones. En los momentos de incertidumbre, recuérdame Tu amor inquebrantable y el sacrificio supremo de Tu Hijo, Jesucristo, que encarnó la obediencia perfecta. Mediante el poder del Espíritu Santo, ayúdame a someterme a Tus mandatos, no como un deber, sino como una respuesta gozosa a Tu gracia inagotable.

    Porque al caminar por el camino que Tú has puesto ante mí, encuentro la verdadera libertad y la paz. Amén.


    Martes 24 de septiembre
    Día 35: Venciendo toda tibieza


    En su homilía de la Misa celebrada en la capilla de la Casa de Santa Marta el Papa Francisco el 15 de noviembre de 2019 se inspiró en la primera lectura propuesta por la liturgia del día que corresponde a un pasaje del Libro de Ageo. Se trata de un texto duro, en el que a través de este Profeta, el Señor exhorta al pueblo a reflexionar sobre su comportamiento y a cambiarlo trabajando para reconstruir la Casa de Dios. Ageo —dijo el Santo Padre— intentaba conmover el corazón del pueblo perezoso y resignado a vivir como derrotado. El Templo había sido destruido por los enemigos, todo era una ruina, pero aquella gente había hecho que los años pasaran así, hasta que el Señor envió a su elegido para «reconstruir el Templo». Sin embargo sus corazones estaban amargados y no tenían ganas de trabajar. Decían: «No, no, no seguimos adelante, tal vez sea una ilusión, mejor no arriesgarse, quedémonos un poco así...». Aquella gente —prosiguió explicando el Papa— «no tenía ganas de levantarse, de volver a empezar, no se dejaba ayudar por el Señor que quería que se levantara», con la excusa de que aún no había llegado el momento oportuno. «Y éste es el drama de esta gente y también es el nuestro, cuando el espíritu de la tibieza se apodera de nosotros, cuando nos llega esa tibieza de la vida, cuando decimos: “Sí, sí, Señor, está bien... pero despacio, despacio Señor, dejémoslo así... ¡Mañana lo haré!”; para decir lo mismo mañana y mañana dejarlo para pasado mañana y pasado mañana posponerlo aún… y así, una vida posponiendo decisiones de conversión del corazón, de cambio de vida…»

    Es una tibieza —dijo Francisco— que a menudo se esconde detrás de las incertidumbres y mientras tanto pospone. Y así mucha gente desperdicia su vida y termina «como un trapo porque no ha hecho nada, sólo para mantener la paz y la calma dentro de sí misma». Pero esa —añadió el Papa— «es la paz de los cementerios». «Que el Señor nos ayude a despertar del espíritu de la tibieza, para luchar contra esta suave anestesia de la vida espiritual».

    «Cuando entramos en esta tibieza, en esta actitud de tibieza espiritual, transformamos nuestra vida en un cementerio: no hay vida. Sólo hay una cerrazón para que no entren problemas como el de esta gente que “sí, sí, estamos en ruinas pero no nos arriesgamos: mejor así”. “Ya estamos acostumbrados a vivir así”».

    El Papa Francisco advirtió que todo esto nos pasa también a nosotros «con las pequeñas cosas que no van bien, que el Señor quiere que cambiemos». Él nos pide la conversión y nosotros le respondemos: mañana. De ahí la invitación a la oración:

    «Pidamos al Señor la gracia de no caer en este espíritu de ser “medio-cristianos”, sin sustancia. Buenos cristianos, que trabajan mucho, que han sembrado mucho, pero que han recogido poco. Vidas que prometían tanto, y al final no han hecho nada»


    1. Intención: Que el Espíritu Santo nos ayude a despertar del espíritu de tibieza, para luchar contra esta suave anestesia de la vida espiritual.
    2. Texto bíblico: “Conozco tus obras, no eres ni frío ni caliente. ¡Ojalá fueses frío o caliente!” (Apocalipsis 3,15)
    3. Texto del Papa Francisco: “La tibieza espiritual es uno de los mayores peligros para el cristiano. Debemos pedir al Señor que encienda en nosotros el fuego de su amor.” (Audiencia General, 19 de septiembre de 2018)
    4. Oración: Oración de un cristiano tibio
    5. Ofrecimiento: Ayuno de alimentos sólidos hasta la cena, ofreciendo el sacrificio por un mayor fervor espiritual.

    ORACIÓN de un cristiano tibio – Fray Nelson Medina OP


    Espíritu Santo de Dios:
    Sé que te necesito
    porque a veces no siento que te necesito.
    Pobre de mí, si no percibo la urgencia,
    la sed, el anhelo infinito
    de tu presencia bendita.
    Dios Altísimo: que yo no sienta necesidad de ti
    es grave señal de cuánta falta haces en mi vida.

    Espíritu, ven! Sé que te necesito
    porque leo de personas santas
    y no se me enciende el pecho
    con ansia de darte una alegría semejante
    a la que ellos te dan.
    Se ve que me he vuelto de hielo,
    y es evidente
    que sin ti jamás valdré para el cielo.

    Sé que te necesito
    porque cada día las noticias
    me hablan de traiciones, abortos y más muertes.
    Y los ojos se me quedan secos.
    ¿Dónde perdí las lágrimas?
    ¿Por qué se acabó el dolerme el pecho?
    Todo es culpa mía.
    Y es señal de que sin ti
    no voy a ser un milímetro mejor de lo que soy.

    Sé que te necesito.
    Lo sé con certeza soberana.
    Lo saben mis entrañas
    y me lo repite el corazón.
    Sé que te necesito
    con mayor prisa y en mayor proporción
    de todo lo que yo pudiera enunciar.
    Apiádate de mí, y ven.

    Sé que te necesito.
    Por piedad te suplico:
    Haz que por lo menos tenga idea
    de lo poco que he sido,
    de lo mal que he vivido,
    de lo mucho que he perdido,
    y sobre todo,
    que hasta el final
    pueda saberte superior a mis males.

    Sé que te necesito
    porque tú me concedes saberlo.
    Ven a vencerme,
    porque ese será mi bien.
    Revienta mi mundo y haz un mundo nuevo.
    Renueva la faz de la tierra.
    Por amor, por piedad, por favor.
    Amén.


    Miércoles 25 de septiembre
    DÍA 36- Venciendo las raíces de la soberbia

    ¿Qué es la soberbia?

    Esta pregunta puede tener múltiples respuestas, pero lo primero que debemos entender es que no es un pecado que se cometa de la misma manera que el adulterio, la mentira o la evasión de impuestos. La soberbia es más bien una actitud del corazón y una forma de pensar. Al igual que el viento, no se puede ver, pero sí se pueden observar sus efectos. La soberbia nos lleva a realizar ciertas acciones. En esencia, la soberbia es tener un concepto más alto de uno mismo del que se debería tener (Romanos 12:3).

    Según Tomás de Aquino, la soberbia es uno de los vicios más graves y se caracteriza por un amor desordenado hacia el propio bien, por encima de otros bienes superiores. Este amor desordenado lleva a la persona a tener un concepto más alto de sí misma del que debería tener.

    De igual forma, San Agustín también consideraba la soberbia como un pecado fundamental. Es la preferencia del propio yo sobre Dios, lo que lleva a la separación de la gracia divina.

    Ambos coinciden en que la soberbia es un vicio que distorsiona la percepción de uno mismo y de los demás, y que es un obstáculo para una vida espiritual plena. La humildad, en contraste, es vista como la virtud que puede contrarrestar los efectos destructivos de la soberbia.

    1. Intención: Vencer, como San Pablo, las raíces de la soberbia quien tras una vida de orgullo y persecución encontró la verdadera humildad y servicio.
    2. Texto bíblico: “Antes de la catástrofe está el orgullo, y antes de la caída, el espíritu altanero..” (Proverbios 16:18)
    3. Texto del Papa Francisco: “La humildad es el camino que nos lleva a Dios. La soberbia nos aleja de su amor y de su gracia.” (Homilía, 29 de septiembre de 2017)
    4. Oración: Oración por la humildad (p. Ignacio Larrañaga)
    5. Ofrecimiento: Realizar un acto de servicio o caridad, ayudando a alguien en necesidad.

    ORACION POR LA HUMILDAD – p. Ignacio Larrañaga


    Señor Jesús, manso y humilde.
    Desde el polvo me sube y me domina esta sed de que todos me estimen, de que todos me quieran.
    Mi corazón es soberbio. Dame la gracia de la humildad, mi Señor manso y humilde de corazón.
    No puedo perdonar, el rencor me quema, las críticas me lastiman, los fracasos me hunden, las rivalidades me asustan.

    No se de donde me vienen estos locos deseos de imponer mi voluntad, no ceder, sentirme más que otros... Hago lo que no quiero. Ten piedad, Señor, y dame la gracia de la humildad.

    Dame la gracia de perdonar de corazón, la gracia de aceptar la crítica y aceptar cuando me corrijan. Dame la gracia, poder, con tranquilidad, criticarme a mi mismo.

    La gracia de mantenerme sereno en los desprecios, olvidos e indiferencias de otros. Dame la gracia de sentirme verdaderamente feliz, cuando no figuro, no resalto ante los demás, con lo que digo, con lo que hago.

    Ayúdame, Señor, a pensar menos en mi y abrir espacios en mi corazón para que los puedas ocupar Tu y mis hermanos.
    En fin, mi Señor Jesucristo, dame la gracia de ir adquiriendo, poco a poco un corazón manso, humilde, paciente y bueno.

    Cristo Jesús, manso y humilde de corazón, haz mi corazón semejante al tuyo. Asi sea.


    Jueves 26 de septiembre
    DÍA 37: Venciendo toda mentira


    A menudo se dice que las “mentiras blancas” (“mentiritas” o “mentiras piadosas”) son compasivas, y muchos pecados se justifican aludiendo a que son “necesarios” para alcanzar ciertos fines. En otras palabras, el fin justifica los medios. Bajo esta perspectiva, la mentira puede parecer relativamente buena o medianamente mala. Sin embargo, los mandamientos de Dios son absolutos. “No mentirás” es una orden, no una sugerencia ni una frase sujeta a discusión.

    La primera mentira relacionada con los seres humanos fue perpetrada por Satanás en el Huerto del Edén. El engaño del diablo fue exitoso, y el costo de la caída de Eva y Adán fue su expulsión del Paraíso, además de muchas otras consecuencias.

    El Papa Francisco ha señalado que “la mentira es una grave ofensa contra Dios, que es la Verdad misma”. Lo real es que aquellos que hablan mentira no tienen el respaldo de Dios, sino que abren una puerta al enemigo, quien siempre está listo para entrar, robar, destruir y matar. En cambio, aquellos que son guiados por el espíritu de verdad viven bajo la protección y el respaldo del Altísimo, quien es fiel y amante de quienes le adoran en espíritu y en verdad.

    El mundo de la mentira es un mundo de esclavitud, mientras que la verdad nos hace libres. La mentira es semilla de destrucción, la verdad edifica. Uno de los frutos de la mentira es la angustia constante; pero aquel que dice verdad tiene paz en su corazón y duerme confiado.

    1. Intención: Vencer toda mentira y falsedad que pueda habitar en nuestros corazones.
    2. Texto bíblico: No darás falso testimonio contra tu prójimo. (Éxodo 20,16))
    3. Texto del Papa Francisco: “La verdad es la base de toda relación auténtica. Debemos ser testigos de la verdad en todo momento.” (Audiencia General, 14 de noviembre de 2018)
    4. Oración: Oración para ser libre de la mentira y los engaños
    5. Ofrecimiento: Abstenerse de hablar innecesariamente, dedicando el tiempo al silencio y la meditación.

    Oración para ser libre de la mentira y los engaños

    "Padre Amado, me acerco a ti con humildad y sinceridad, reconociendo mi debilidad y mi propensión a la mentira.

    Ayúdame a ser una persona de verdad, que mis palabras reflejen tu luz y tu amor. Líbrame de la tentación de engañar y de manipular la verdad para mi propio beneficio.

    Reconozco que solo a través de tu gracia y tu poder puedo cambiar mi corazón y mi forma de comunicarme. Te pido que transformes mi mente y mi boca, para que mis palabras sean siempre sinceras y veraces.

    Ayúdame a ser un testimonio vivo de tu verdad en este mundo lleno de engaño y falsedad.
    Espíritu Santo, guíame, fortaléceme en este proceso de dejar de mentir.
    Ayúdame a reconocer las situaciones en las que soy tentado a engañar y a encontrar la fuerza para resistir esa tentación.

    Te entrego mi boca y mi lengua,
    que sean instrumentos de bendición y no de maldición.

     

     


    Viernes 27 de septiembre
    DÍA 38: Venciendo el espíritu de lujuria

    El amor y la lujuria


    El amor ennoblece, la lujuria degenera. El amor abraza la verdad, la lujuria abraza las mentiras. El amor edifica y fortalece, la lujuria destruye y debilita. El amor es armonioso, la lujuria es discordante. El amor trae paz, la lujuria trae conflicto. El amor inspira, la lujuria entorpece. El amor sana, la lujuria debilita. El amor vigoriza, la lujuria destruye. El amor ilumina, la lujuria ensombrece. El amor llena y sustenta, la lujuria no puede ser satisfecha. El amor está íntimamente relacionado con la promesa, la lujuria encuentra su lugar en el orgullo.
    Autor desconocido

    1. Petición: Vencer el espíritu de lujuria que a veces invade nuestros corazones y ser llenos del don de la pureza.
    2. Texto bíblico: Eviten la fornicación. Cualquier otro pecado cometido por el hombre es exterior a su cuerpo, pero el que fornica peca contra su propio cuerpo. (1Cor 6,18)
    3. Texto del Papa Francisco: “La pureza de corazón es un don de Dios que debemos pedir con humildad y perseverancia.” (Homilía, 29 de septiembre de 2017)
    4. Oración: Oración liberación de la lujuria – P. Wagner Baia
    5. Ofrecimiento: Ayuno de alimentos sólidos hasta la cena, ofreciendo el sacrificio por la pureza de corazón.

    ORACIÓN DE LIBERACIÓN DE LA LUJURIA

    Padre de infinita bondad, quiero alabarte por la sexualidad que nos hace partícipes de la creación cuando nos volvemos fecundos en el “crecer y multiplicarnos”.

    ¡Qué lindo, Señor! ¡Tu nos creaste y nos dotaste de tamaña gracia que hasta en nuestros actos sexuales sentimos el placer! Los hijos venidos de ese acto sexual fueron generados en el amor, que es el más bellos placer de la vida.

    Nosotros sabemos que Tú Señor nos educaste para la castidad, para la continencia, para saber participar de la vida del otro en el amor y en el respeto, sabiendo esperar sus tiempos, sin violentar sus deseos. Pero el mal nos violó con todos tipo de depravaciones que vienen con la lujuria.

    ¡Es de eso que yo me quiero librar hoy! Yo quiero bañarme en la pureza, en la inocencia que se perdió en medio de tantas malicias.

    Por eso, Señor, estoy clamando la Sangre de Jesús sobre toda mi sexualidad, que fue corrompida por la lujuria, cuyos frutos están muy presentes en mi vida. Preciso liberarme de todo espíritu de pornografía. ¡Cuánto eso afectó mi libertad para convivir con el sexo opuesto! ¡De qué forma eso toco mis sentimientos y el respeto por las otras personas! Ese comportamiento inadecuado colocó todo tipo de malicia y de deseo encima de mis amistades, de mis noviazgos, de mis relaciones con mi esposo/a y hasta con mis familiares.

    ¡Cuán abominable es esa situación, deprimente y triste! Cuando perdemos el control de la sexualidad entra en escena la masturbación, que genera la dependencia, el vicio, problemas como la eyaculación precoz. También hay problemas para las mujeres, como la perdida de la alegría de vivir, de la castidad y de la pureza.
    Lávame, Jesús, de todo eso, pues ese es un mal que parece no tener cura.

    Ven, Sangre de Jesús, toca esa área afectada de mi subconsciente que me está llevando a la desviación.

    ¡Ven Señor con Tu poder, a liberarme de ese mal que fue corrompiendo mi vida! Fui perdiendo el control de mi sexualidad y el placer sexual natural, y eso generó la búsqueda de placer bajo cualquier condición: la satisfacción personal y egoísta en la cual todo vale, el placer mórbido, doliente y sadomasoquista, la homosexualidad, el lesbianismo, la prostitución, el intercambio de parejas, el sexo con animales, la búsqueda de sex-shop y de filmes pornográficos.

    Llegué a llevar ese mal comportamiento a mi casa, a mi familia. Después de eso, fue un paso para que suceda el adulterio, la traición, el abandono del hogar, toda la inmundicia que Tú Señor ya sabes que he cometido.

    Todo eso se esparce por mi familia por la sangre, genéticamente, y la deja en desgracia! ¡Ven, Señor, con Tu Poder y Tu Sangre redentora a liberarme!

    ¡Lávame en todas las áreas de mi vida, necesito una limpieza profunda en mi vida! ¡Quema, Señor, con Tu Fuego de amor y pureza lo que no interesa!

    Señor, yo sé que toda esa desviación puede contaminar mi familia, mis futuros hijos pues cuando nos unimos con un/a prostituta/o nuestro cuerpo de vuelve uno con ella/el. No quiero eso para mis hijos/as ni para mi familia.

    Aparta de mi vida todas las especies de seducciones como las venidas de macumbas, fetiches, amarras, consagraciones o espíritus malignos de pombagira, exus u otros. Quiero renunciar a todo, y que tú, Señor, nos permitas que me deje seducir nuevamente por eso. Si llevan mi nombre, mis objetos personales o fotografías a esos lugares, renuncio en nombre de Jesús a todo ese conjunto de dependencias y amarras. Lávame, Jesús, de toda esa malignidad y perversión.

    Muchas veces, por causa de esos trastornos, se da origen a abusos sexuales en niños, a pedofilias; muchas personas son violentadas en su dignidad y sometidas a los caprichos de otros. Quiero renunciar a todo abuso sexual que yo pueda haber provocado o de los que fui víctima, a todo mal que eso puede haberse creado en mi corazón.

    ¡Lávame, Jesús, con Tu poder!

    No permitas que acontezca esa desgracia en la vida de nadie. Libérame con Tu Sangre redentora, dame tu pureza de corazón, Tu mansedumbre y toda la templanza que necesito.
    Señor, quiero agradecerte porque estoy tomando consciencia de cuán necesaria y bella es nuestra sexualidad. Veo cuán saludable es la vivencia de la pureza, así como el enamoramiento y el noviazgo dentro de Tu proyecto de castidad, pues así los frutos de nuestras entrañas serán preservados de los males. Que en el casamiento sepa vivir bien la sexualidad de forma madura, que genera placer y amor.

    ¡Dame esta alegría, Señor!
    ¡Gracias, Señor, por esta gracia que hoy devuelves a mi vida!
    Amén.

     

    p. Vagner Baia

    Libro: Diversas oraciones de sanación y liberación


     


    Sábado 28 de septiembre
    Día 39: Venciendo el veneno de la envidia

    En la Sagrada Escritura (cfr. Gen 4) se nos presenta la envidia como uno de los vicios más antiguos: el odio de Caín hacia Abel se desata cuando se da cuenta de que los sacrificios del hermano agradan a Dios. Caín era el primogénito de Adán y Eva, se había llevado la parte más considerable de la herencia paterna; sin embargo, es suficiente que Abel, el hermano menor, tenga éxito en una pequeña iniciativa, para que Caín se torne sombrío.

    El rostro del envidioso es siempre triste: mantiene baja la mirada, parece estar constantemente examinando el suelo, pero en realidad no ve nada, porque su mente está envuelta en pensamientos llenos de maldad. La envidia, si no se controla, conduce al odio del otro. Abel morirá a manos de Caín, que no pudo soportar la felicidad de su hermano.

    La envidia es un mal estudiado no sólo en el ámbito cristiano: ha atraído la atención de filósofos y sabios de todas las culturas. En su base hay una relación de odio y amor: uno quiere el mal del otro, pero en secreto desea ser como él. El otro es la manifestación de lo que nos gustaría ser, y que en realidad no somos. Su suerte nos parece una injusticia: ¡seguramente -pensamos- nosotros nos merecemos mucho más sus éxitos o su buena suerte!

    En la raíz de este vicio está una falsa idea de Dios: no se acepta que Dios tenga sus propias "matemáticas", distintas de las nuestras. Por ejemplo, en la parábola de Jesús acerca de los obreros llamados por el amo para ir a la viña a distintas horas del día, los de la primera hora creen que tienen derecho a un salario más alto que los que llegaron los últimos; pero el amo les da a todos la misma paga, y dice: «¿No tengo derecho a disponer de mis bienes como me parece? ¿O es que mi generosidad va a provocar tu envidia?» (Mt 20,15). Quisiéramos imponer a Dios nuestra lógica egoísta, pero la lógica de Dios es el amor. Los bienes que Él nos da están destinados a ser compartidos. Por eso San Pablo exhorta a los cristianos: «Ámense cordialmente unos a otros; que cada cual estime a los otros más que a sí mismo» (Rm 12,10). ¡He aquí el remedio contra la envidia!

    Papa Francisco, 28 febrero 2024

    1. Petición: Vencer el veneno de la envidia que corroe nuestros corazones.
    2. Texto bíblico: Porque donde hay rivalidad y discordia, hay también desorden y toda clase de maldad. (Santiago 3,16)
    3. Texto del Papa Francisco: “La envidia destruye las relaciones y nos aleja del amor de Dios. Debemos aprender a alegrarnos por los éxitos de los demás.” (Audiencia General, 21 de noviembre de 2018)
    4. Oración: Blíndame con Tu Poder
    5. Ofrecimiento: Abstenerse de criticar o juzgar a los demás, dedicando el día a expresar gratitud y aprecio.

    Oración: BLINDAME CON TU PODER


    En este momento en que me encuentro en oración en Tus brazos, Jesús,
    te pido la gracia de ser libre de este veneno que es la envidia,
    traída al mundo por Satanás.
    Señor, te pido que vengas en auxilio de mis flaquezas y mis debilidades.
    Entrego de todo corazón a Ti, Señor, todos los momentos en que experimenté el sentimiento de envidia, ya sea con amistades o con bienes materiales.
    Te pido, Espíritu Santo, que vengas sobre mi corazón y sobre mi vida,
    liberándome de las raíces de la envidia.

    Ven, Espíritu Santo de Dios, dame un corazón puro y simple,
    que se alegra con aquello que soy y que tengo.
    Ven, Espíritu Santo, abre mis ojos a las riquezas que poseo.
    Ven, Espíritu Santo de Dios, blíndame con tu poder
    para que me proteja de los envidiosos que quieren perjudicarme a mí y a mis familiares.
    Renuncio a toda envidia en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. ¡Amén!

     

    ORACIÓN DE LA NOCHE


    CORAZA DE SAN MIGUEL

    Padre y Señor nuestro,
    Señor del Cielo y de la Tierra,
    Creador de todo lo visible y lo invisible.
    Tuyo, es el Reino, Tuyo es el Poder y la Gloria.
    Soberano de nuestros corazones,
    Digno de alabanza, Digno de adoración,
    mi corazón es todo Tuyo, como Tuyas son mis fuerzas,
    mi mente, mi alma, mi cuerpo y mi espíritu.
    A Ti te rinden honores cada una de mis células,
    Mis entrañas tienen grabado Tu sello de pertenencia.
    Tu eres el Soberano, mi Salvador y Redentor.
    Tú, Príncipe de la Paz eres mi paz. Mi vida está en Tus manos;

    El trono de mi corazón Te pertenece y no hay nada que merezca mi atención,
    sino aquello que procede de Ti y a Ti me conduce.
    Proclamo el Poder de Tu Santísimo Nombre
    sobre cada una de las áreas de mi vida.
    Proclamo Tú Soberanía sobre mis pasos,
    sobre mis acciones, sobres mis pensamientos,
    sobre mis palabras, sobre mis miradas, sobre mis silencios.
    Derrama en este momento Tu Sangre Preciosa
    como una coraza de protección.
    Tú Sangre me cura.
    Tu Sangre Redentora mi libera.
    Tú Sangre Poderosa me Salva.
    Y recibo esa protección, esa fortaleza
    que solo viene a mi porque me hiciste uno Contigo,
    porque en el Bautismo me engendraste a la Vida Nueva;
    porque me hiciste renacer del Agua y del Espíritu
    y en Ti está la Autoridad y el Poder
    que destierra las fuerzas del maligno
    que se quieren apropiar de lo que no les pertenece.

    Por eso avanzo, acorazado, fortificado,
    en Tú Santísimo Nombre,
    contra el reino de las tinieblas que quiere avasallarme.
    Con óleo Santo sea ungido mi ser: cuerpo, alma y espíritu;
    mi familia y mi trabajo.
    Que sean protegidas las entradas y salidas
    del territorio que piso y en el cual me muevo;
    Que sean cubiertos los techos, los pisos y los muros de mi hogar
    para que ningún príncipe del mundo pueda acampar.

    Que sean destruidas las fuerzas satánicas
    que quieren robar, matar y aniquilar la Vida de la Gracia
    que derramas en abundancia
    sobre aquellos a quienes amas y proteges.
    Que sea invalidado todo plan siniestro contra nosotros, Tus hijos.
    Que sean atados y encadenados los principados y potestades,
    los soberanos de este mundo y las huestes satánicas
    que trabajan en la destrucción de mi comunidad,
    de mi país, del suelo que piso, de mi parroquia,
    de la Iglesia, de los que estamos sellados
    con el Nombre Santo y Soberano de Jesucristo,
    Dios y Señor nuestro.

    Que sea humillada y pisoteada
    la Cabeza de la serpiente por los pies benditos y santos
    de la siempre Virgen María.
    Que sea levantada y blandida
    la espada victoriosa de San Miguel Arcángel
    y resuene por los Cielos y la Tierra: ¡¿Quién como Dios?!
    Hoy y siempre.
    Amén!



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