martes, 3 de mayo de 2016

Experiencia de Avivamiento - Día 38


Comencemos nuestra experiencia...

+ En el Nombre del Padre,
+ del Hijo
+ y del Espíritu Santo. Amén.

Ven, Espíritu Santo,
llena los corazones de Tus fieles y enciende en ellos el Fuego de Tu Amor.
Envía, Señor Tu Espíritu,
todo será creado y renovarás la faz de la tierra.

Oremos:
Oh Dios, que instruiste los corazones de Tus fieles con la luz del Espíritu Santo,
haz que apreciemos rectamente todas las cosas,
según Tu Santo Espíritu
y gocemos de Sus consuelos,
Por Cristo Nuestro Señor.
¡Amén!

Te pedimos, Señor, que esta Palabra se vuelva viva y eficaz
en nuestra vida y no vuelva a Tí, Señor sin producir en nosotros el efecto esperado.

Efesios 1, 11-12
"En él hemos sido constituidos herederos, 
y destinados de antemano –según el previo designio
del que realiza todas las cosas conforme a su voluntad–
a ser aquellos que han puesto su esperanza en Cristo, 
para alabanza de su gloria."
No existe nadie mejor en quien depositar nuestra esperanza sino en Cristo Jesús. Vemos en Él el cumplimiento de la promesa de salvación, de redención, de la manifestación del amor del Padre, que nos tocó plenamente, con todo poder y autoridad.
Somos sus herederos, y no existe nada que se compare a la gracia de la salvación, que, para nosotros, fue conquistada por Jesús, Él venció la muerte y conquistó la vida eterna.
Por lo tanto, para heredar esta gran gracia, necesitamos tener nuestros nombre inscrito en el "inventario" de Jesús; con este documento, tendremos derecho a toda herencia que proviene de Él. Y qué es este "inventario" sino nuestra fidelidad a la Palabra. Como recibir la herencia sin leer los testamentos, el Antiguo y el Nuevo?
Si no los leemos, no sabremos todo aquello a lo que tenemos derecho, ni lo que está reservado para los que aman a Dios. Esto refiere a nuestra decisión de seguir a Jesús, de permanecer en Dios, de andar en el camino cierto.
Necesitamos caminar en la bendición, escoger lo correcto, optar por caminar en la gracia de Dios.
El sacramento de la Confesión necesita hacer parte de nuestra vida espiritual, necesitamos estar al día con Dios y colocar la Palabra en nuestra alimentación diaria, siempre abriendo el corazón para la acción del Santo Espíritu de Dios. Necesitamos ser formados por la Palabra, pues ella nos fortalecerá y moldeará nuestra mente y nuestro corazón, en la verdad y en la esperanza que va a impulsarnos a enfrentar todos los desafíos con la cabeza erguida y con la consciencia de que lo mejor de Dios está por venir.
No tengamos miedo o recelo de colocar toda nuestra esperanza en Cristo, El no decepciona, siempre hace lo mejor, aún cuando no comprendamos Su voluntad, o que no nos agrade. El, sí, es un amigo fiel, presente en todo instante, algunas veces Lo percibimos, pero El está siempre de nuestro lado.
Es como el oxígeno que no vemos, pero está ahí, no sobrevivimos sin el; el Señor está con nosotros, no Lo vemos, pero sin El es imposible vivir. Existe una predestinación sobre nuestra vida, es la salvación. 
Que coloquemos nuestra confianza y esperanza en Jesús, que el esté siempre en primer lugar en nuestra vida, que sea la prioridad en todo. Muchas veces, no experimentamos la herencia y el cumplimiento de la promesa porque lo colocamos en segundo o tercer o cuarto lugar en nuestra vida.
Que seamos, verdaderamente, aquellos que fueron creados para la alabanza de la gloria de Dios, los primeros en poner la esperanza en Cristo. Amén.


Mortificación
Coloca tu vida en orden y sigue a Cristo. Colócalo en primer lugar en tu vida. Prioriza la Santa Misa, la Confesión, la Palabra en tu vida cotidiana de oración. De esta manera, la esperanza va a crecer en tu corazón.

Oración de clamor
Jesús, mi Señor, salvador, redentor, amado de mi alma, mi todo, quiero afirmar con toda intensidad desde mi corazón, en plena consciencia, que Tú eres mi esperanza. 
Al afirmar esto, estoy asumiendo que no espero salvación en los hombres, ni en los poderosos, en la tecnología, en la sabiduría humana, sino sólo en Ti. Sé que las personas, los gobernantes, la tecnología, la sabiduría humana tiene su valor propio, por lo tanto, mi esperanza esta depositada en Ti.
Tomo posesión de la certeza de Tu presencia y de Tu cuidado.
Aunque no realices mis voluntades y mis deseos, quiero reafirmar que mi esperanza no esta en lo que puedes hacer por mi, sino en quien Tú eres: el Dios de mi vida.
Quiero colocarte en primer lugar en todo,
quiero priorizar mi relación Contigo, mi Señor, todas las otras cosas quedan en segundo plano.
Cuántas fueron las personas y otras cosas en primer lugar en mi vida. Voy a seguirte, caminar en el camino cierto, en la verdad, en el amor, en Tu Palabra, pues quiero asumir la herencia que tengo derecho, la salvación y la vida eterna. Soy predestinado al Cielo.
Que Tu Palabra sea mi alimento diario, que la Eucaristía sea prioridad en mi vida y que yo busque estar cada día más en comunión Contigo, mi Señor y mi Dios, liberándome siempre del pecado, por el Sacramento de la Confesión. No permitas que nadie robe de mi la esperanza de que Tu Espíritu Santo me mantiene y me sustenta siempre, para que, esperando en Ti, mi vida sea para la alabanza de Tu gloria. Deseo, desde el fondo de mi corazón, experimentar el peso de Tu gloria en mi vida, que el Espíritu Santo haga esto acontecer.
Ven, Espíritu Santo, tócame con la gloria que está reservada para mi.
Ven, Espíritu Santo, yo necesito de Ti, trae avivamiento, haz que la esperanza en Cristo crezca y se vuelva una gran señal de Tu presencia en mi vida.
Amén.
Aleluia!
Gloria a Dios!

Deja al Espíritu Santo llevarte a la experiencia de un gran clamor para,
entonces, poder revelar lo que el tiene para tu vida.
Ora todo lo que puedas en lenguas.

Sobre la base de "Profecia do Avivamento"
p. Roger Luis - Canção Nova.
Adaptación de textos originales en português.

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