San Lucas nos dice que Jesús oraba con frecuencia. E insistentemente, como en su agonía en el Huerto de los Olivos. Ahora nos dice que Jesús quiere que nosotros también seamos perseverantes, insistentes e incluso atrevidos y audaces en nuestra oración. Porque Dios es bueno. ¿Cómo puede resistirse él a escucharnos cuando oramos? Él nos dará no solo cosas buenas, sino también el Espíritu Santo, el don que contiene todos los dones.
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