No nos podemos salvar solamente observando leyes y confiando en nuestras prácticas religiosas. Nos salvamos sencillamente por la bondad de Dios que se nos reveló en Cristo Jesús. Incluso nuestra fe es don de Dios, y esta fe nos librará del pecado y nos hará participar de la bondad y el amor de Dios. A los escribas -legalistas del tiempo de Jesús- les resulta difícil entender esto, como también ahora a los legalistas de nuestro tiempo. No pueden entender que todo es gracia...
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