Definitivamente, los festejos cumplen un rol para ayudar a las personas a aceptar los sufrimientos del día a día ofreciéndoles la posibilidad de relajarse y dejarse llevar. Mirarlos sólo como una forma de escapismo es no entender la naturaleza humana. Nuestro corazón humano necesita ir más allá de las limitaciones y frustraciones diarias del trabajo. Tenemos sed de una felicidad que parece inalcanzable en la tierra. Anhelamos lo infinito, lo universal, lo eterno -algo que nos de un sentido a la vida y sus fastidiosas rutinas diarias-. Una fiesta es un signo del reino de los cielos. Simboliza nuestras más profundas aspiraciones, una experiencia de comunión total.Jean Vanier, La Comunidad p. 314
jueves, 29 de marzo de 2018
CELEBRAR
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