Ángel Enfermero
Cuando el Santo padre Pío estaba enfermo y no había nadie que le pudiera ayudar en un momento determinado, era su ángel quien le hacía pequeños servicios.
El padre Paolino cuenta al respecto: Viviendo con el padre Pío, llegué a tenerle cierta confianza.
Cuando estaba enfermo, sudaba mucho y tenía necesidad de ayuda para cambiarse. Muchas veces yo estaba tan cansado que, apenas iba a la cama, me quedaba dormido.
Un día le dije:
- Si quieres que te ayude de noche, mándame tu ángel para que despierte.
Está bien.
Ese día a medianoche fui despertado bruscamente. Pensé de inmediato en el padre Pío, pero me quedé dormido de nuevo.
A la mañana siguiente, le dije que había sentido que me despertaban y de nuevo me había dormido.
Le dije:
-“¿Para qué ha venido su ángel a despertarme, si me ha dejado dormir otra vez? Si viene, que me despierte de modo que me levante”.
En la tarde de ese mismo día, le recordé lo mismo. En la noche me desperté y de nuevo me dormí.
La tercera noche desperté de nuevo y me levanté corriendo para ir a la celda del padre Pío. Le pregunté qué necesitaba y me respondió:
- “Estoy lleno de sudor y no puedo cambiarme solo”.
Las otras noches ¿quién lo cambiaba? Con seguridad su ángel.
En 1965 yo (P. Alessio Parente) pasaba parte de la noche acompañando al padre Pío y por la mañana debía acompañarlo hasta el altar.
Después guardaba sus guantes y me iba a mi celda a descansar un poco.
Muchas veces, cuando no me despertaba a tiempo, sentía a alguien tocar fuerte en mi puerta.
A veces, sentía en mi sueño una voz que me decía: “Alessio, levántate”.
Un día no me desperté ni para la misa ni para acompañarlo después de las confesiones.
Despertado por otros hermanos, fui a la celda del padre Pío y le dije: “Discúlpeme, padre, pero no me he despertado”.
Y me respondió: “¿Tú crees que voy a mandarte siempre a mi ángel custodio a despertarte?”.
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