martes, 26 de junio de 2018

FIEL, PIADOSA Y CONFIADA... ASÍ DEBE SER LA ORACIÓN

La oración fiel, piadosa y confiada gobierna y sostiene el mundo.

Tres cosas son importantes para que nuestra oración sea eficaz: la primera es no multiplicar las palabras, es el imperativo que Jesús nos está dando hoy. Muchas personas piensan que serán escuchadas orando mucho, diciendo muchas palabras, hablando más alto, gritando y pataleando. Pero la oración sucede en la simplicidad del corazón, la oración es una relación amorosa con Dios.

Cuando se quiere conseguir algo de una persona, no se le grita o se le repite una y otra vez. Con Dios nuestra oración debe ser de confianza y no de exasperación; no irritar con palabras, actos ni actitudes. Por supuesto, hay situaciones en las que no estamos tan bien; situaciones en que parece que la desesperación tomo las riendas de nosotros, pero es, sobre todo, en ese momento que nuestra confianza en Dios debe ser mayor, una oración que va en la serenidad de las palaras a la de las actitudes. Así es como nos dirigimos a DIOS.

Nuestra oración debe ser una mezcla de habla serena con las palabras que debemos decir, pero no necesitamos encontrar palabras bonitas, porque Dios no nos va a escuchar por la fuerza de las palabras que sabemos decir. A menudo las oraciones se convierten en un teatro y a veces oramos más para los demás que para Dios. Con Dios se habla en la simplicidad porque Él es simple.

La segunda cosa importante es no dejar de hacer silencio. Nuestras oraciones están siendo muy ruidosas, llenas de cosas y no buceamos en la fuerza del silencio. La oración efectiva es aquella en la que nos dirigimos a Dios como nuestro padre, tenemos confianza que él es el Padre, que él cuida de nosotros, que él nos toma de la mano y conduce nuestro corazón.

La tercera cosa que en la oración nunca puede faltar es el perdón sincero que buscamos de Dios y el perdón sincero que concedemos al hermano. Todos los días tenemos que pedir perdón a Dios y todos los días tenemos que perdonar a nuestro hermano. El Bálsamo de la oración es la fuerza del perdón.

Pe Roger Araujo

No hay comentarios:

Publicar un comentario