lunes, 18 de junio de 2018

EL REINO DE DIOS NECESITA SER CULTIVADO

«¿Con qué podríamos comparar el Reino de Dios? ¿Qué parábola nos servirá para representarlo? Se parece a un grano de mostaza. Cuando se la siembra, es la más pequeña de todas las semillas de la tierra”Marcos 4,31
Sabemos que lo que es menor es insignificante, sin importancia, es despreciable. Siempre queremos lo que es más grande, lo que es más importante, lo que realmente da valor y consistencia. Para muchos, la Palabra de Dios, las cosas de Él son menores, algunos incluso la desprecian, otros la colocan en segundo o tercer lugar, porque no es tan importante. Cada uno tiene su escala de valores. Puede que tu la priorices, la valores, porque para ti es lo más importante. Pero la Palabra de Dios, el reino de Dios, sus cosas, no son una prioridad en la vida de muchas personas.

Cuando nos encontramos en una situación difícil, aquello que despreciamos o no damos tanto valor es lo que se convierte en el fermento transformador de la vida. La piedra que los albañiles rechazaron se convirtió en la piedra fundamental; la semilla que fue despreciada se convirtió en planta de muchos frutos. El Reino de Dios, que es despreciado por muchos, es lo que transforma la vida y la mentalidad de este mundo.

No dejes que el reino de Dios sea sólo una semilla insignificante, guardada en un rincón. No dejes que se quede como un grano de mostaza en tu vida. Cultiva y atesora el reino de Dios, y verás que la semilla se convertirá en la más grande de todas las plantas, la mayor de todas las gracias y bendiciones, la gran prioridad que transforma nuestra vida.

Cuando dejamos una semilla de lado, se seca, queda despreciada, pero si cultivas esa semilla, ella crecerá, producirá tantos frutos, que estaremos después contemplando maravillas acontecer.

El Reino de Dios necesita ser cultivado, no basta con tenerlo en nosotros, es necesario que crezca, florezca y se exteriorice. Es la menor, parece la más insignificante, pero no olvides que es la más importante y esencial para que nuestra vida sea transformada. Acojamos la semilla pequeña de la Palabra, y ella hará nuestra vida grande e importante, como debe ser a los ojos del Señor.

Dios te Bendiga!

P. Roger Araujo
Adaptación del original en portugués.

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