"Cuando Jesús entra en la casa de sus discípulos, esta se convierte en su casa... El que ha sido invitado es ahora el que invita". Ellos lo han invitado a quedarse, le han permitido entrar en su mundo más íntimo, y èl entonces los conduce a su propia intimidad; les invita a compartir la mesa, a tomar el pan, bendecirlo, partirlo y dárselo. Es un gesto sencillo, que acontece en muchos lugares del mundo cada día, en torno a mesas en las que se cultiva la amistad, el amor, la fraternidad.
Henri Nouwen
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