Cuando venga el Consolador…el Espíritu de la verdad que procede del Padre, él dará testimonio de mí. (Juan 15, 26)
El Espíritu Santo, Espíritu de la verdad, fue enviado por el Hijo desde el Padre para dar testimonio de Jesús, que es la Verdad. El Espíritu Santo siempre procura llevarnos a la verdad. Esta verdad no es solamente como las palabras de un maestro o las ideas de un libro; es más bien el Espíritu que entra en los lugares secretos de nuestra vida, planta la verdad de Dios como semilla y permanece allí como vida divina.
A medida que esta semilla de la verdad se alimenta de la fe, brota la vida divina y se robustece en nosotros. Como un árbol, el Espíritu extiende sus ramas a todo nuestro ser, actuando desde fuera y desde dentro. El Espíritu Santo nos da testimonio de Jesús en nuestra mente y nuestro corazón, revelándonos a Cristo y comunicándonos la plenitud de la gracia y la verdad que residen en él. El Espíritu vino del cielo para dar testimonio (en nosotros y a través de nosotros) de la realidad y el poder de la salvación que Cristo obtuvo en la cruz para todos.
El Espíritu Santo desea dar testimonio de las grandes verdades de nuestra fe, verdades que tienen poder para transformar la vida. Cuando muchos reconocen que su conocimiento del plan de Dios para la salvación tiene poco significado para ellos, como si la Iglesia estuviera “congelada” y estática, el Espíritu es un fuego que derrite el hielo y vivifica estas verdades de nuestra fe de una manera nueva y dinámica. Cuando estas verdades han sido revividas por el Espíritu, nos comunican libertad, gozo y paz.
Es cierto que a veces las verdades de la fe resultan aburridas e inanimadas, porque confiamos solo en nuestra propia mente y sabiduría para tratar de entenderlas. Pero cuando oremos, pidámosle al Espíritu de Dios que llene de vida y significado estas verdades y nos ayude a experimentarlas en la vida diaria. Podemos pedirle al Espíritu que actúe en nosotros, nos lleve a la verdad y dé testimonio de Cristo en nosotros, para que esa verdad nos mueva a amar a Dios y a su pueblo y servirle libremente.
“Señor Jesús, gracias por enviarnos al Espíritu de la verdad que viene del Padre.”Hechos 16, 11-15
Salmo 149, 1-6. 9
fuente Devocionario Católico La Palabra con nosotros
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