miércoles, 28 de junio de 2017

Evangelio según San Mateo 7,15-20. 
Jesús dijo a sus discípulos: Tengan cuidado de los falsos profetas, que se presentan cubiertos con pieles de ovejas, pero por dentro son lobos rapaces. Por sus frutos los reconocerán. ¿Acaso se recogen uvas de los espinos o higos de los cardos? Así, todo árbol bueno produce frutos buenos y todo árbol malo produce frutos malos. Un árbol bueno no puede producir frutos malos, ni un árbol malo, producir frutos buenos. Al árbol que no produce frutos buenos se lo corta y se lo arroja al fuego. Por sus frutos, entonces, ustedes los reconocerán.


RESONAR DE LA PALABRA

Luis Manuel Suarez, cmf
Queridos amigos:
En el Evangelio de hoy, Jesús nos da un criterio para distinguir las apariencias de la verdad: mirar los frutos, fijarnos en los efectos de lo que hacemos o decimos.
Así es el Reino de Dios: una pequeña semilla que se la conoce por sus efectos. No por su apariencia, no por su ostentación… A veces, incluso, puede parecer insignificante. Sin embargo, sin que se sepa cómo, va creciendo y dando fruto.
Así fue la vida de Jesús. Comparado con la inmensidad de la historia, treinta y tres años de vida son un pequeño momento del tiempo de la humanidad. Y vista desde fuera, su vida puede parecer un fracaso: maestro de unos pocos seguidores, entregado por los que antes le aclamaban, asesinado como se ajusticiaba a los malhechores… Y, sin embargo, ahí están sus frutos: un puente entre Dios y la humanidad que nada ni nadie podrá ya destruir; un fuego en el centro de la historia, que nada ni nadie podrá apagar; una semilla de vida nueva, disponible para quien la quiera acoger y cultivar.
Jesús es el árbol sano que da frutos sanos. Quien se acerca a Él, recibe salud y se le curan sus heridas para poder ser, también, portador de buenos frutos, por el Espíritu.
“Por sus frutos los conoceréis”.
Gracias, Señor, por sanar mis raíces
y llamarme a dar, en mi vida,
los frutos del Espíritu:
amor, alegría, paz, paciencia,
afabilidad, bondad, fidelidad,
mansedumbre y dominio de sí.

fuente del comentario CIUDAD REDONDA

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