La humanidad de hoy necesita ser fiel a su propia naturaleza, y la flor del eterno femenino fue creada precisamente para esta fidelidad.
En este mundo todo está llamado a guardar fidelidad a su esencia primordial. Así, la mujer debe tener el coraje de ser, en todo, mujer. En todo lo que haga, debe aplicar el eterno femenino y rechazar todo lo que entre en contradicción con este principio. Ella no tiene por qué asemejarse al hombre, asumiendo el comportamiento masculino. Al contrario, la mujer debe tener su propio impulso y gritarle al mundo su propia palabra.
El mundo necesita amor, y la mujer es la verdadera fuente del amor. La humanidad de hoy necesita ser fiel a su propia naturaleza, y la flor del eterno femenino fue creada precisamente para esta fidelidad. La humanidad de hoy es ésteril porque perdió la intuición y, como tal, el llamado de la mujer es el de demostrar la eficacia de la fuerza contemplativa inherente al eterno femenino: en la religión, el arte, las ciencias, la medicina.
Como nunca hasta ahora, la mitad masculina necesita del auxilio del ángel guardián para reencontrar el camino verdadero en la cultura espiritual y avanzar en él; también la mujer debe asumir esta tarea y llevar esta carga hasta el final... Y mientras más independencia y confianza ponga en esta empresa, mucho mejor.
(Traducido de: Viața de familie, traducere din limba rusă de Adrian Tănăsescu-Vlas, Editura Sophia, București, 2009, pp. 52-53)
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