San Cirilo de Alejandría, obispo y doctor de la Iglesia
La puerta y el camino que llevan a la vida son angostos y difíciles (Mateo 7, 14).
Reflexionemos en lo que significan una puerta estrecha y un camino angosto. Por una puerta angosta no entra más que una persona a la vez y por una senda angosta tiene que ir uno detrás de otro.
Hay caminos que pasan por lugares desérticos donde no hay agua ni vegetación; otros pasan por bosques donde hay que abrirse camino entre los matorrales, es decir, en ambos casos se requiere esfuerzo y determinación para seguir adelante y, naturalmente, se necesita una buena dosis de fe, confianza en la providencia divina y el gozo que da el Espíritu Santo.
Pero mientras vamos avanzando, conviene mantenerse atentos a lo que nos ofrece el entorno: tal vez hermosos paisajes de alboradas o puestas de sol, campos floridos, montañas nevadas, incontables pajarillos que cantan alegremente, y de vez en cuando nubarrones, truenos y tormentas. Unas veces vamos muy alegres y despreocupados; otras un poco tristes o aquejados de dolores o problemas sin resolver. ¿No se parece esto a la vida cristiana?
O sea que al entrar por la puerta angosta no debemos obstaculizar la entrada de otros, sino todo lo contrario, y avanzar por el camino en forma ordenada y estando conscientes de que hay hermanos que van caminando también. Es menos la gente que va por este camino que por el ancho, pero esa es una razón más que suficiente para mantenernos todos unidos, porque necesitamos las fortalezas y los talentos de cada uno para ayudarnos en nuestras propias debilidades y carencias. En ciertos puntos del camino, alguien puede necesitar tu ayuda para no quedarse rezagado, y en otros casos, tú te sentirás agradecido de que haya hermanos allí para ayudarte a ti.
¡Qué maravilloso es que Dios nos haya llamado a todos los fieles a ir por este camino hacia la salvación! A veces puede ser una travesía con dificultades o incluso peligros, pero a cada paso, estás rodeado de gran belleza y gloria y por fieles hermanos que están dispuestos a ayudarte a seguir adelante. ¡Todos podemos disfrutar de la peregrinación!
“Amado Señor, gracias por conducirme por el camino de la vida; es angosto, pero contigo no tengo ningún temor. Gracias, también, por darme fieles compañeros de viaje.”Génesis 13, 2. 5-18
Salmo 15(14), 2-5
fuente: Devocionario católico la palabra con nosotros
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